March 2011 Archives

Una de las cosas más pesadas de leer cuentos a los niños es que a menudo quieren que les leas justo el mismo cuento, una y otra vez, una y otra vez, hasta que te lo aprendes de memoria. Y que ni se te ocurra cambiar ni una sola línea, o el niño no tardará en protestar. De algún modo, el niño parece sentirse confortable escuchando justo lo que espera escuchar.

Ahora, según un estudio de la Universidad británica de Sussex, dirigido por la psicóloga Jessica Horst, es esta repetición lo que acelera la adquisición del vocabulario. La investigación completa ha sido publicada en la revista Frontiers in Psychology.

El experimento consistió en exponer a dos grupos de niños de 3 años al aprendizaje de dos palabras nuevas. Cada una de ellas era una palabra inventada para designar un objeto desconocido, como por ejemplo "sprock" para referirse a un artículo manual empleado para mezclar comida.

Durante el plazo de una semana, uno de los grupos escuchó tres historias diferentes con estas palabras, mientras que el otro grupo escucho una única historia con las mismas palabras nuevas. Pasado ese periodo, se constató que los niños a los se había contado solo un cuento recordaban mejor las nuevas palabras que los niños a los que se había contado tres historias diferentes.

Señala Horst:

Sabemos que cuanto mayor es el número de libros que se tienen en casa, mejores son los resultados académicos de los niños, pero lo que no habíamos comprendido es cómo ocurre ese aprendizaje. (...) Lo que esta investigación sugiere es que lo importante no es el número de libros, sino la repetición de cada uno de ellos, porque es lo que propicia un mayor aprendizaje. (...) La primera vez puede ser sólo la comprensión de la historia, la segunda la percepción de los detalles y la descripción, y así progresivamente. Y si la nueva palabra se introduce en una variedad de contextos, como ocurrió con aquellos a los que se les leyeron tres cuentos diferentes, lo más probable es que los niños no logren concentrarse tanto en la palabra nueva.

En otras palabras, los niños no necesitan de grandes bibliotecas de libros distintos: se benefician de una exposición repetida a los que tengan.

 

Tras analizar a más de 470 mil personas en ocho países, incluyendo Estados Unidos, investigadores británicos encontraron que dormir muy poco o dormir demasiado, puede afectar el corazón, al aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular y ataque cardíaco. Los resultados del estudio fueron publicados recientemente en el European Heart Journal.

Los investigadores encontraron que las personas que duermen menos de seis horas por noche y tienen trastornos del sueño, tienen un 48 por ciento mayor de probabilidades de desarrollar o morir de una enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular y un 15 por ciento mayor de desarrollar o morir de un accidente cerebrovascular.

El Dr. Francesco Cappuccio, de la Escuela de Medicina de Warwick en Inglaterra y coautor de la investigación, señaló que "La tendencia de las últimas noches y madrugadas, es una bomba de relojería para la salud, por lo que necesita tomar las medidas necesarias para reducir su riesgo de desarrollar estas enfermedades que amenazan la vida.

Dormir menos de seis horas diarias, puede afectar el corazón



Por su parte, la Dra. Michelle Miller, co-autora del estudio, explicó que "el sueño de corta crónica produce hormonas y sustancias químicas en el cuerpo, que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares y otras afecciones como la presión arterial alta y el colesterol, la diabetes y la obesidad.

Por lo anterior, dormir unas siete horas en la noche, protegería su salud y reduciría el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, aconsejó.



 

Aunque suene gracioso o extraño, diversos estudios y experimentos han demostrado una estrecha relación entre la salud y el amor. Se ha comprobado que los lazos de amistad, cariño y afecto, refuerzan la salud y la felicidad.

Algunos de los beneficios del amor en la salud son: mejora la atención, la motivación y la memoria. Hay una importante reducción de ansiedad, estrés y depresión. Fortalece el sistema inmune, hace desvanecer las arrugas y baja los niveles de hipertensión.

A continuación enumeramos algunos hallazgos que relacionan la salud y el amor:

Fortalece el sistema inmunológico. Las reacciones bioquímicas que experimenta el cuerpo de una persona cuando está en fase de enamoramiento ayudan a mejorar el estado de salud y contribuyen a "fortalecer el sistema inmunológico," según expertos. Con amor nuestra calidad de vida es mejor y tendemos a enfermarnos menos, ya que los sentimientos negativos se ven neutralizados por los positivos y nuestro organismo funciona mejor.

Influye en la rápida recuperación. Se ha visto que las personas enfermas que tienen a alguien que las ame y que esté pendiente de ellas, tienen una recuperación más rápida, que la de enfermos que no tienen el afecto de nadie.

Mejora la calidad de vida. Somos más proclives a enfermarnos y a deprimirnos cuando tenemos problemas y estamos solos. Sin embargo, el amor nos prolonga la vida. Sentirnos amados hace que los problemas se sientan más livianos con el apoyo de los demás.

Energía y estrés. Según expertos, el bienestar emocional que se siente al poder dar cariño y ayudar a los demás, hace que las personas sientan más energía y se combate el estrés.

Sensación de gran bienestar. Desde el punto de vista endocrinológico, el amor trae cambios para bien. Según señala el doctor Jesús Rocca, de la clínica Ricardo Palma, "lo primero que se liberan son las beta endorfinas, que se disparan cuando uno está enamorado, y son responsables de la sensación de gran bienestar.

El amor rejuvenece. "Las hormonas, el sistema nervioso y la piel, forman un triángulo muy estrecho, por eso la segregación de estrógeno en la mujer mejora el cabello, las uñas, el cutis", afirma el dermatólogo Sandro Tucto.

Menos visitas al doctor. Otro estudio concluye que las parejas que llevan más tiempo juntas realizan menos visitas al doctor. El psiquiatra Enrique Galli afirma que "las relaciones estables se resfrían menos que los solteros, mientras que las parejas de ancianos sufren menos dolor que los ancianos solitarios. Esto se debe a la segregación de hormonas que permiten una mayor resistencia al dolor".

Hacer el amor, beneficia la salud. Mantener una vida sexualmente activa y de forma segura, influye en nuestro estado físico y emocional y es muy importante para nuestra salud en general. Está comprobado científicamente que las personas que hacen frecuentemente el amor, se enferman menos y son más felices. Entre la lista de beneficios para la salud que se le atribuyen al sexo como actividad terapéutica figuran: sensación de bienestar, mejora la autoestima, hace lucir más joven, es un calmante natural del dolor, mejora las relaciones interpersonales, reduce el ronquido, fortalece el sistema inmunológico, aumenta la energía, alivia los síntomas de la depresión, la ansiedad y desórdenes psicosomáticos.

Así que ya lo sabe, puesto que el amor ayuda a curar, se recomienda auto medicarse una buena dosis de amor todos los días para vivir sanos y alegres

Viernes 25 de Marzo 2011

Especialistas reunidos en IV Jornadas sobre Prevención del Cáncer de Mama en la Ciudad de Madrid apuntan que ocho de cada diez casos de patología mamaria que se presentan en la clínica son benignos.  

La incidencia del cáncer de mama se ha incrementado en los últimos años a razón de un 3% cada década y casi el 35% de estos tumores se diagnostican antes de los 50 años, según han destacado los especialistas reunidos en las IV Jornadas sobre Prevención del Cáncer de Mama en la Ciudad de Madrid.
 
Las jornadas, organizadas por la Fundación Tejerina y el Ayuntamiento de Madrid, tienen el objetivo de recordar la importancia del diagnóstico precoz, ya que el cáncer de mama ofrece cifras de supervivencia superiores al 75% de los casos.
 
"Aunque la frecuencia de aparición del cáncer de mama ha aumentado, incluso en edades más tempranas, su morbimortalidad ha disminuido gracias a los avances diagnósticos y terapéuticos", resaltó el especialista en Mastología del Centro de Patología de la Mama de la Fundación Tejerina, Armando Tejerina Gómez.
 
"Cada vez se sabe más del cáncer de mama -añadió-. Sabemos el nombre y apellidos del tumor y esto nos conduce un tratamiento personalizado en base al conocimiento de las características tumorales, de la estructura de la mama y del propio paciente".
 
Este conocimiento conduce a la individualización de los tratamientos, que, a su vez, se traduce en la "disminución de efectos secundarios y el aumento de la posibilidad de curarse", explicó el Dr. Tejerina, que puso como ejemplo que el "tratamiento hormonal es cada vez más específico".
 
Respecto al aumento de la incidencia del cáncer de mama en jóvenes, este especialista apuntó que se debe, por un lado, a los avances en las técnicas de diagnóstico y, por otro, a factores de tipo social relacionados con los cambios en el estilo de vida.
 
En este sentido, indicó que "se barajan diferentes causas como el hecho de vivir en un país industrializado, el tipo de vida (sobre todo la alimentación inadecuada y la falta de ejercicio físico), el mal uso de los tratamientos hormonales, el retraso en el inicio de concepción de los hijos y el estrés".
 
Fundamentalmente, se cree que "influye mucho la alimentación". De hecho, "en México el índice de cáncer de mama es bajo y se cree que tiene mucho que ver con la alimentación, muy rica en verduras y legumbres", comentó.
 
Por otro lado, los especialistas hacen hincapié en que 8 de 10 diez patologías de mama que se presentan en la práctica clínica son benignas; es decir, aquellas alteraciones de la estructura de la glándula mamaria o lesiones de tamaño pequeño cuyas células no presentan signos de malignidad.
 
"La patología benigna suele precisar el control periódico, aunque en otros casos el tratamiento quirúrgico sencillo puede resolver de forma definitiva el problema. De cualquier forma, la patología benigna no precisa de tratamientos adicionales más complejos como la quimioterapia o radioterapia", puntualizó el Dr. Tejerina.
 

Viernes 25 de Marzo 2011

Un estudio presentado en unas sesiones científicas de la AHA en Atlanta muestra que la sensibilidad al sodio es mayor entre los individuos más sedentarios.

 

 

La actividad física reduce el efecto de la sal sobre la presión arterial, según un estudio de la Facultad de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, que se ha hecho público durante las sesiones científicas de la American Heart Association (AHA) sobre Nutrición, Actividad Física y Metabolismo / Epidemiología y Prevención de la Enfermedad Cardiovascular, que se celebran en Atlanta (Estados Unidos).
 
Los resultados del trabajo muestran que cuanto mayor es la actividad física, menor es el aumento de la presión arterial en respuesta a una dieta alta en sal. Según explicó Casey M. Rebholz, director del estudio, "los pacientes deberían ser advertidos sobre aumentar su actividad física e ingerir menos sodio. Además, la restricción de sodio es particularmente importante para reducir la presión arterial en las personas más sedentarias".
 
Los investigadores compararon la presión arterial de los participantes en el estudio que seguían dos dietas de una semana, una baja en sodio (3.000 mg/día) y otra alta en sodio (18.000 mg/día). La AHA recomienda consumir menos de 1.500 mg diarios.
 
Si la presión sistólica media de una persona aumentaba en un 5% o más de la dieta baja en sodio en comparación con la dieta alta en sodio, los investigadores etiquetaban a esta persona como muy sensible a la sal. Utilizaron cuestionarios de actividad física para dividir a los participantes en cuatro grupos, que iban desde muy activos físicamente a bastante sedentarios. Los aumentos medios en la presión sistólica tras el cambio de dieta de niveles bajos a altos de sodio y según edad y género fueron de 5,27 mm Hg en el grupo menos activo; 5,07 mm Hg en el más cercano al grupo de menor actividad; 4,93 mm Hg en el más cercano al grupo de más actividad; y 3,88 en el grupo más activo.
 
En comparación con el grupo sedentario, las probabilidades de ser sensible a la sal, según edad y género fueron del 10% en el grupo de actividad más cercano al grupo de menor actividad; del 17% en el más cercano al grupo de mayor actividad; y del 38% en el grupo más activo.
 
Los participantes fueron 1.906 adultos chinos de etnia Han, con una edad media de 38 años, participantes en un gran proyecto, denominado GenSalt, que trata de identificar los factores genéticos y ambientales que contribuyen a la sensibilidad a la sal. El proyecto se localiza en la China rural, dado que la población homogénea hace más probable identificar los genes que influyen en el control de la presión arterial.
 
"El estudio necesita ser repetido pero creo que la relación entre ejercicio físico y sensibilidad a la sal podría aplicarse a otras poblaciones", concluye Rebholz.


PATRONES ALIMENTARIOS

Es muy cierto que en la Medicina nunca hablamos de "normalidad" ya que esto implicaría necesariamente la "anormalidad"; usamos un término mucho mas adecuado que se llama "frecuencia"; es decir....."Es frecuente que......" o "frecuentemente encontramos.......".

Al hablar de alimentación tampoco podríamos hablar de normalidad ya que caeríamos en el mismo Juego, lo que si se ha establecido son "patrones alimentarios adecuados"; así no solo suena mucho mejor sino que el término en sí nos está dando un consejo muy grande y es que hay requerimientos alimentarios que son la base de nuestro funcionamiento óptimo.

REGLAS DE ORO PARA TUS HIJOS

Con los niños se han establecido 5 reglas de Oro para un buen desarrollo y crecimiento, asi como una buena educación alimentaria. 

1.  GENERAR BUENOS HABITOS

El entorno familiar y escolar tiene una gran importancia a la hora de determinar la actitud del niño hacia determinados alimentos y el consumo de los mismos. Como padres podemos ser un buen ejemplo para nuestros hijos, pero también podemos ser el peor de todos a la hora de sentarnos a la mesa.

Los adolescentes, asimismo están expuestos a modas alimenticias pasajeras y a las tendencias a adelgazar, suelen saltarse comidas y desarrollar hábitos alimenticios irregulares. Una de las comidas que se saltan más frecuentemente es el desayuno. Hay estudios que demuestran que el desayuno tiene una importancia vital para proporcionar la energía y los nutrientes necesarios después del ayuno nocturno, y que contribuye a una mayor concentración y rendimiento en el colegio.

2.  LA COMIDA NO ES PREMIO NI CASTIGO

El comer es un placer y por tanto no debe estar asociado nunca al castigo; obligar a comer alimentos con sabores y texturas nuevas a veces son un problema para los niños; busquemos siempre alternativas con comidas que el niño ya consuma habitualmente; si vamos a adicionar una carne o verdura que no consume con regularidad pongámosla junto con otra que si lo haga por ejemplo la pasta. Un niño que no come atún muchas veces si lo hace con fideos.

Los premios que el niño espera por acciones buenas tanto en su vida como en la escuela están asociadas a "afecto", un abrazo, un beso, un dia de excursión o un día de playa; van a generar en el niño también estilos de vida distinto. Si a un niño se le premia con pollo frito, papas fritas, hamburguesas, etc. No solo vamos a generar niños con compulsión alimentaria sino asimismo niños con problemas de peso y emocionalmente inestables.

3.  ACTIVIDAD FISICA

La inactividad física no sólo tiene una gran importancia en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad, sino que también influye en el desarrollo posterior de enfermedades crónicas como enfermedades cardiacas, algunos tipos de cáncer, diabetes, hipertensión, problemas intestinales y osteoporosis. Además, el ejercicio físico ayuda a mejorar la flexibilidad del cuerpo, el equilibrio, la agilidad y la coordinación, así como a fortalecer los huesos.

Actualmente se recomienda que los niños practiquen alguna actividad física durante al menos 60 minutos al día. Para saber más sobre ejercicio físico.

Normalmente, las necesidades energéticas de los adolescentes suelen depender de su rapidez de crecimiento, y cada uno debe valorar dichas necesidades según su apetito. Como consecuencia, la mayoría de los adolescentes mantiene un equilibrio energético y el consumo de alimentos variados aporta los nutrientes suficientes para que su crecimiento y su desarrollo sean óptimos.

4.  CANTIDAD Y CALIDAD EN EL PLATO

El apetito del niño es "Autoajustable"; él es muy sabio y sabe cuánto debe comer; lamentablemente en un afán de asegurar una mejor alimentación infantil, les servimos raciones de un adulto y los obligamos a terminar el plato. Solo generaremos niños cuya capacidad gástrica vaya en aumento y cada vez comerá mas porque "le entrara mas" comida. Las edades son muy importantes en este punto; no solo la curva de crecimiento demandará más alimento de este niño sino que al comer a sus horas comerá mejores raciones. Conversar con el Pediatra las raciones de los niños a diversas edades es importantísimo debido a que estas varían considerablemente en la niñez, pubertad y adolescencia.

Hay que tener en cuenta asimismo que la tensión y los trastornos emocionales pueden afectar seriamente el equilibrio energético de los adolescentes, provocando un consumo insuficiente o excesivo de alimentos. Las infecciones leves o graves, el nerviosismo, los problemas menstruales, dentales o cutáneos (acné) son factores que pueden provocar una alteración del apetito, y los adolescentes que consumen dietas pobres son los más vulnerables. El estrés emocional va asociado frecuentemente a manías alimenticias y a la moda de estar delgado, que pueden provocar desórdenes alimenticios como la anorexia nerviosa.

5.  CONTROLES ANUALES CON EL MEDICO

La única forma de saber si estamos por buen camino con nuestros hijos es definitivamente un buen seguimiento; las visitas con el pediatra se hacen indispensables hoy en día una vez por año, evaluar las curvas de crecimiento y los signos exteriores de maduración tanto psicomotriz como sexual nos permitirán identificar signos de alerta ante cualquier evento como el sobrepeso, pubertad tardía o precoz, déficit de crecimiento por nutrientes, etc.

La prevalencia del exceso de peso y la obesidad en niños y adolescentes se ha convertido hoy en día en uno de los principales problemas nutricionales, ya que es muy probable que continúe afectándoles en la edad adulta. Los adolescentes que están desarrollándose se sienten especialmente preocupados por la imagen de su cuerpo y un exceso de peso puede tener un profundo impacto en su salud emocional y física. Existen varios factores, socioeconómicos, bioquímicos, genéticos y psicológicos que provocan la obesidad, y todos ellos están estrechamente relacionados; una buena asesoría con nuestro Médico es lo más conveniente.

 

 

Miercoles 23 de Marzo 2011

Se han comprobado que produce lesiones neuronales en el córtex auditivo


.- Científicos del Instituto para Biomagnetismo y Análisis de Señales Biológicas de la Universidad de Munster, en Alemania, han comprobado que escuchar música regularmente a un volumen muy alto puede ocasionar daños en el cerebro.

En dicha investigación, dirigida por el psicólogo Henning Teismann, se ha medido la actividad neuronal en el córtex auditivo de un total de 13 personas, de entre 20 y 30 años, de los cuales había un grupo que durante años habían escuchado música a un volumen muy alto.

De este modo, observaron que estos adultos tenían afectado su sistema nervioso en esta región cerebral, ya que presentaban dificultades para filtrar ciertos sonidos cuando había un ruido de fondo y se les intentaba distraer.

Este déficit puede ser equilibrado si la persona se concentra mucho en escuchar, explica el investigador. Sin embargo, esta compensación de la falta de capacidad auditiva a través de la concentración no funciona de forma indefinida.

Según explica Teismann, estos son los primeros síntomas de las limitaciones que pueden sufrir estas personas en el futuro. Ya se han detectado en el cerebro, lo que muestra también que puede haber daños a medio y largo plazo si las personas no cambian sus costumbres.

Este hallazgo se une a otros estudios que se han venido realizando para comprobar los efectos para la salud de la música alta. Así, una investigación de la Universidad de Friburgo del año 2009 detectó que la música escuchada por auriculares a partir de 85 decibelios puede provocar severos daños en el sistema auditivo.


¿Qué es?

La parálisis facial es una debilidad de los músculos de uno de los lados de la cara causado por problemas en el nervio facial. El nervio facial se inflama y deja de funcionar bien.

Los nervios faciales son dos, uno del lado derecho de la cara y el otro del lado izquierdo de la cara. Coda uno tiene varias ramas. La rama principal controla la mayoría de los músculos de un lado de la cara, incluidos los músculos que controlan la expresión facial y los músculos que cierran y abren los ojos y la boca. Otras ramas más pequeñas van hacia la lengua y los oídos.

La inflamación del nervio facial que se paraliza es causada por una infección viral. La infección viral más frecuente que causa la parálisis facial es el herpes simple, el mismo virus que causa el herpes labial (ampollas en los labios) Una variante de la parálisis facial, llamado síndrome de Ramsay Hunt, está causada por el virus del herpes zóster, el virus que causa varicela y la culebrilla. Una causa menos frecuente de parálisis facial es la enfermedad de Lyme. Las personas diabéticas son más propensas ha desarrollar la parálisis facial.

Síntomas

En la mayoría de los casos, los síntomas de la parálisis facial comienzan gradualmente y se desarrollan completamente a las 48 horas. Los primeros síntomas incluyen cambio de sensaciones en una parte de la cara, en y alrededor del oído, audición aumentada o disminuida y deterioro del sentido del gusto. A medida que la condición progresa, la persona generalmente tiene problemas para cerrar la boca y ojos de uno de los lados de la cara y puede quejarse de no poder mantener la comida en la boca. Los ojos también pueden doler más que lo normal.

Diagnóstico

Los médicos usualmente diagnostican parálisis facial en base al examen físico. Su médico examinará la debilidad en sus músculos de la cara y prestará especial atención a su capacidad para cerrar ambos ojos y mantenerlos cerrados. También le pedirá que sonría y silbe para observar si hay diferencias entre los dos lados de su cara. Su médico le preguntará si tiene cualquier síntoma de entumecimiento o debilidad en otras partes del cuerpo o dificultad para caminar. Estos síntomas están asociados a la parálisis facial, pero esto ayuda a descartar otras causas de debilidad facial.

Su médico buscará signos de culebrilla como salpullido en su cara y oídos. Si tiene salpullido, especialmente doloroso, su médico diagnosticará el síndrome de Ramsay Hunt causado por reactivación del virus del herpes zóster.

Si no existen otros síntomas y el único problema es la debilidad en los músculos faciales, su médico puede diagnosticar la parálisis facial sin realizar más exámenes. Quizá le pidan realizarse un análisis de los valores de azúcar en sangre si no se ha hecho uno recientemente, ya que las personas diabéticas son más vulnerables a la parálisis facial. También pueden ordenarle realizarse el examen de la enfermedad de Lyme.

Duración

Los síntomas de la mayoría de las personas llegan a su pico a las 48horas, comienzan a mejorar dentro de las 2 semanas posteriores y están completamente recuperados a los 6 meses. En casos raros, los síntomas no desaparecen completamente sino que permanece una leve debilidad facial permanente.

Prevención

No hay manera de prevenir la parálisis facial.

Tratamiento

Si los síntomas son leves, quizá no sea necesario un tratamiento. Muy a menudo, se receta la prednisona (Deltasone, Orasone, entre otros), un corticosteroide, a las personas con parálisis facial, para reducir la inflamación del nervio y disminuir el dolor. Algunos médicos recetan una combinación de prednisona y un medicamento contra el virus del herpes, como el aciclovir (Zovirax) o el valaciclovir (Valtrex), medicamentos orales que atacan el virus del herpes. La medicación usualmente se toma durante 10 a 14 días.

Si la parálisis del herpes forma parte del síndrome de Ramsay Hunt, se necesitará un tratamiento con una dosis más alta de aciclovir o valaciclovir. Si la parálisis facial está relacionada con la enfermedad de Lyme, entonces se trata con antibióticos contra las bacterias que causan la enfermedad de Lyme.

Si la parálisis facial afecta su capacidad para cerrar los ojos, la cornea se puede secar y rayarse. Para evitar esto, debe proteger sus ojos del viento y el polvo y usar lentes. Necesitará mantener sus ojos humectados y usar frecuentemente gotas artificiales durante el día, y lubricar sus ojos a la noche con un ungüento estéril para ojos.

Cuándo llamar a un profesional

Llame a su médico de inmediato ante el primer signo de deterioro en la fuerza de los músculos de su cara, si tiene dificultad para comer, o beber o párpados caídos. Llámelo también si su oído tiene lesiones, especialmente si observa ampollas alrededor de sus oídos o dentro del canal auditivo,

S le han diagnosticado la parálisis facial, llame a su médico de inmediato si sus ojos comienzan a dolerle o los siente irritados. Llame a su médico si siente débil sus brazos o piernas, si cambió su nivel de visión, si se siente mareado o si tiene problemas para tragar, o si el dolor de cabeza empeora cada vez más. Póngase en contacto con médico tan pronto pueda si sus síntomas empeoran.

Pronóstico

Aunque los síntomas de la parálisis facial causan miedo, existe mucha probabilidad de que el nervio vuelva a funcionar bien nuevamente. El ochenta y cinco por ciento de las personas con parálisis facial se recupera por completo en pocas semanas. Los niños casi siempre se recuperar por completo.

El sentido del gusto regresa antes de la fuerza en los músculos de la cara. Si el sentido del gusto regresa dentro de los siete días posteriores a la aparición de los síntomas, es probable que lo recupere por completo. Es también muy probable que usted se recupere por completo si los músculos faciales no se paralizaron por completo durante el pico de la enfermedad.

Los factores asociados con un pronóstico no tan positivo de esta enfermedad incluyen un alto nivel de deterioro, más tiempo antes de que los síntomas mejoren, edad avanzada y dolor agudo en y alrededor de los ojos. El pronóstico del síndrome de Ramsay Hunt no es tan bueno como el pronóstico de la parálisis facial.

Martes 01 de Marzo 2011

Dra. Aliza A. Lifshitz

Para los jóvenes, los jóvenes de espíritu, las personas de edad madura y para casi todas las personas que puedas imaginarte, los exámenes oculares y las visitas regulares al profesional de la salud visual son la clave de una visión saludable. Un diagnóstico y tratamiento temprano de las enfermedades y problemas visuales son esenciales para conservar una buena vista, y en algunos casos pueden prevenir la pérdida permanente de la visión.

Y ya que muchos problemas oculares y de la visión no presentan síntomas evidentes, los exámenes oculares regulares son vitales para el mantenimiento de una visión saludable.

Para niños y adultos de todas las edades

Tanto los niños como los adultos necesitan visitar regularmente a un profesional de la salud visual. La necesidad de una visión saludable se mantiene a través del tiempo pero nuestra capacidad visual generalmente cambia a medida que pasamos de la niñez a ser adultos. Muchas veces, los niños con problemas visuales no lo advierten porque no tienen manera de saber cómo deberían ver correctamente. Los problemas visuales que no son tratados pueden afectar a un niño académica, social y atléticamente. Y si tu hijo tiene problemas en la escuela, uno de los factores podría ser un problema visual.

La responsabilidad por la salud visual no termina en la niñez. Por el contrario, dependiendo de la edad, puedes necesitar aumentar la frecuencia de visitas al profesional de la salud visual. A medida que envejecemos, nuestros ojos se vuelven más susceptibles a los problemas visuales relacionados con la edad -- algunos de los cuales se presentan como problemas visuales evidentes mientras que otros sólo pueden detectarse mediante un examen ocular.

Para elegir lentes, necesitas ayuda profesional

Tus anteojos pueden ser tan particulares y únicos como tu -pero sólo si permites que tu profesional de la salud visual te guíe. Actualmente, los lentes son una combinación de alta tecnología en la superficie óptica, en el material de los lentes y en la combinación de avances o tratamientos relacionados con los lentes.

Tu profesional de la salud visual puede recomendarte una combinación única de lentes adecuados para ti, en base a una receta individual y hecha a medida, la elección del armazón, tu historia clínica y tu estilo de vida. .

Los lentes son complicados.  Un profesional te puede asesorar.

Entre el sinfín de alternativas, tanto en diseño como en tecnología, se encuentran:

  • Los lentes monofocales, bifocales/multifocales o lentes progresivos
  • Los lentes de alto índice
  • Los lentes de policarbonato
  • El material de lentes TrivexTM
  • Los tratamientos anti-reflejo (AR)
  • Los lentes entintados
  • Los lentes polarizados
  • Los lentes de seguridad u ocupacionales
  • Los lentes para computadora
  • El tratamiento anti-rayaduras
  • La protección UV
  • Los anteojos de sol recetados

Marte 01 de Marzo 2011

El deterioro de la dentadura comienza apenas aparecen los dientes de leche y, si no se trata, puede resultar en la endodoncia. Según una reciente encuesta de la American Academy of Pediatric Dentistry, la mayoría de los padres no saben lo importante que es cuidar la salud bucal de su bebé: no llevan a sus hijos al dentista hasta cumplir los 2 años, y para ese entonces puede ser muy tarde.

Un nuevo estudio de Pediatric Dentistry descubrió que los niños que no van al dentista hasta los 2 ó 3 años, tienen mayor riesgo de necesitar tratamientos reconstituyentes o visitas de urgencia que pueden poner en peligro su salud y costar más dinero a los padres a largo plazo. Pero el deterioro dental se puede evitar:

  • Quita a tu bebé del biberón entre los 12 y 14 meses de edad.
  • Una vez que le aparezca el primer diente y empiece a comer alimentos sólidos, amamántalo con menos frecuencia.
  • Evita usar los sippy cups porque extienden el tiempo en que los dientes están en contacto con el azúcar de la bebida.
  • Dale agua en pequeños sorbos entre los 6 meses y 1 año, para que ésta sea su bebida de preferencia más adelante.
  • Después de cada comida, límpiale las encías con una toalla húmeda, y cuando aparezcan los dientes, con un cepillo para bebés y pasta dentífrica infantil.
  • A la hora de acostarlo, pon agua en vez de jugo, leche o fórmula en el biberón.
  • Lleva a tu bebé a un dentista pediátrico antes de que cumpla un año. Luego, cada seis meses.
  • Si su agua no contiene suficiente flúor, dale suplementos a los bebés mayores de 6 meses.

Martes 01 de Marzo 2011

Doctora Aliza Lifshitz 

Tu cuerpo cambia constantemente cuando estás embarazada y puede que experimentes ciertas molestias como el dolor de espalda. Si bien es algo común durante el embarazo, no debe descuidarse. En este artículo te cuento cuáles son las causas del dolor de espalda y qué medidas puedes tomar para aliviarlo y para que puedas disfrutar de tu embarazo a pleno con una espalda relajada.

¿Te imaginas al útero expandiéndose 1,000 veces más de su tamaño normal? Si crees que es algo imposible, estás equivocada. Es lo que le pasa a tu útero cuando estás embarazada: crece mucho para darle espacio a tu bebé. La naturaleza es maravillosa, pero no hay que negar que con sus maravillas trae a veces sus incomodidades. Me refiero en especial al dolor de espalda durante el embarazo.  Al crecer de esa manera, el útero y el peso de tu bebé ponen una sobrecarga sobre la parte que sostiene todo tu cuerpo: la espalda.

Es normal que muchas mujeres tengan molestias o dolor en la espalda mientras esperan un bebé. Por eso, si lo tienes, no estás sola. Se estima que entre el 50% y el 70% de las mujeres embarazadas padecen de dolor en la espalda durante la "dulce espera".  Pero más allá de que sea algo común, seguro te preguntarás a qué se debe. Pues bien, aquí te explico algunas de las causas del dolor de espalda durante el embarazo:

  • Tu bebé crece todos los días y eso hace que tengas peso adicional en tu barriguita, por lo que tu espalda tendrá que soportar cada vez más peso.
  • Tu centro de gravedad se irá moviendo hacia adelante a medida que crece tu panza, lo cual afecta tu postura en general.
  • Durante el embarazo, se liberan ciertas hormonas que permiten que tus articulaciones (coyunturas) y tus ligamentos se ablanden para prepararse para el parto. Esto hace que tu espalda pierda un poco de la 'ayuda' que siempre recibe para cargar el peso del cuerpo.
  • La postura: sentarse mal o estar demasiado tiempo de pie puede causarte dolor en la espalda. El agacharte hacia adelante también puede hacerlo.
  • El estrés siempre encuentra un lugarcito en la espalda para manifestarse.

Ahora que ya sabes las causas, estarás interesada en conocer qué puedes hacer para aliviar el dolor de espalda cuando se presente mientras esperas a tu bebé ¿verdad? Pues acá también te doy unos consejos útiles para que este dolor no opaque la alegría de tu embarazo:

  • Mejora tu postura: mantén tus hombros relajados y hacia abajo, el pecho hacia fuera, la espalda alta y derecha.
  • Duerme de lado con una o ambas piernas flexionadas (dobladas). Es ideal ponerse una almohada entre las piernas.
  • Cuando tengas que levantar o recoger algo del piso, hazlo correctamente. Haz una sentadilla y levanta con tus piernas. No te inclines estando de pie.
  • No uses zapatos incómodos, de tacón o que no tengan buen soporte para el arco del pie.
  • Un masaje prenatal puede ser una bendición, o simplemente que alguien en casa te de un masaje (te "sobe") un poco la espalda. Los parches de frío y calor también te pueden aliviar.
  • Haz ejercicio. La actividad física hace que tu espalda se mantenga fuerte. Puedes hacer ejercicios de estiramiento que te aliviarán muchísimo. El yoga y el Pilates para embarazadas pueden ser ideales. Pregúntale a un entrenador o un instructor especializado.
  • Considera terapias alternativas como la acupuntura y/o una visita al quiropráctico.

Como siempre, consulta con tu médico para que él o ella te den el visto bueno y puedan descartar que tu dolor de espalda no se trate de otra cosa que necesite atención. Si te duele la espalda y ese dolor se acompaña por sangrado vaginal, ardor para orinar, fiebre o cualquier otro síntoma, debes consultar con tu médico inmediatamente

Miercoles 02 de Marzo 2011

Jorge Goldberg, M.D. 

Suena a un nuevo baile tropical, pero la verdad es que no es tan agradable. El dengue es una peligrosa enfermedad transmitida por mosquitos. También se conoce como Enfermedad del Dengue, fiebre del dengue, "fiebre rompe-huesos" o "fiebre quebranta-huesos".

Seguramente has escuchado algo del dengue si vas de viaje a algún lugar en donde es común, o cuando ha habido un terremoto o un desastre natural. De hecho, estuvo en las noticias recientemente por los  juegos llamados  "Commonwealth  Games" en India, que coinciden con la temporada alta del dengue en ese país.  Si no lo conoces, aquí podrás aprender qué es el dengue, y si has escuchado acerca de él, aquí aprenderás más de los diferentes tipos  y de como se trata esta enfermedad.

El dengue es una enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti, que  crece en el agua estancada. El dengue es causado por cuatro tipos diferentes del virus del dengue: DEN-1, DEN-2, DEN-3 ó DEN-4. La enfermedad es más común en los niños y las personas mayores, y se caracteriza por fiebre de aparición súbita que dura de 3 a 7 días, se presenta con dolor de cabeza, y dolor severo en las articulaciones y en los músculos. Por eso se le conoce como fiebre rompe-huesos. Hay un tipo mas grave de la fiebre del dengue que es el  dengue hemorrágico (DH) que se presenta con deshidratación y con trastornos en la coagulación (ya que puede haber sangrados).

La enfermedad es mas frecuente en los trópicos, en África, norte de Australia, Sudamérica, Centroamérica y México; y en los últimos años se está presentando en otras regiones de Norteamérica y  Europa. Recientemente se han presentado mas casos de dengue en Sudamérica, especialmente en Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Venezuela y Brasil.

El dengue es conocido como "fiebre rompe-huesos", "fiebre quebrantahuesos" y "la quebradora" en países latinoamericanos, pues los pacientes dicen que es el peor dolor que han tenido y sienten como si les rompieran los huesos.

Como mencioné anteriormente, el dengue se transmite a través de la picadura de la hembra del mosquito Aedes aegypti. Su actividad es mayor a media mañana y poco antes de obscurecer. Vive y deposita sus huevos en los alrededores y en el interior de las casas, en recipientes utilizados para  guardar el agua para el uso doméstico y en jarrones, tarros, neumáticos viejos y otros objetos que se utilizan o hacen las veces de envases de agua. Cualquier persona que es picada por un mosquito infectado puede desarrollar la enfermedad, aunque es peor en los niños que en los adultos. La infección te da inmunidad (o sea, te protege) contra el tipo específico del virus que te picó, pero no te protege contra otros los otros tipos del virus del dengue.

La infección se produce cuando el mosquito pica a una persona enferma, y luego pica a otra sana y le trasmite el virus.

El cuadro clínico del  dengue o sea sus signos y síntomas, varían de un paciente a otro. Después de un período de incubación entre 5 a 8 días, aparece los síntomas con fiebre, dolores de cabeza y dolores intensos en las articulaciones (artralgias) y en los músculos (mialgias), por eso al dengue se le ha llamado "fiebre rompehuesos". También puede haber inflamación de los ganglios linfáticos y erupciones en la piel, como puntitos de color rojo brillante, llamados petequias, que suelen aparecer en las piernas y en el tórax de los pacientes. Algunas personas tienen síntomas muy leves y por lo tanto se puede pensar que tienen un resfriado u otra infección viral.

Los signos de alarma en los pacientes con dengue hemorrágico son dolor abdominal, palidéz, sudoración severa, sangrado en varias partes del cuerpo, taquicardia (que el corazón late rápidamente), dificultad para respirar y convulsiones. Estos síntomas requieren acudir a un hospital de urgencia.

Es importante prevenir el dengue, cuando viajes a países en donde existe la enfermedad. Por ahora no hay un vacuna y cuando exista deberá protegerte contra los cuatro tipos. Por  eso te recomiendo que uses repelentes contra los insectos, los mejores son los que tienen DEET (dietiltoluamida) o el aceite de eucalipto de limón. Úsalos en las áreas del cuerpo que no están cubiertas por la ropa. Usa ropa que te cubra la mayor parte del cuerpo y evita que te piquen los mosquitos, cerrando las puertas y las ventanas.

No hay un medicamento específico para tratar la infección del dengue. Es muy importante tomar muchos líquidos para evitar que te deshidrates. Para aliviar el dolor y la fiebre es importante evitar la aspirina y las medicinas antiinflamatorias, ya que estos medicamentos pueden agravar la hemorragia que hay en los casos severos. En su lugar toma tomar paracetamol (acetaminofén).

En los casos  mas severos debes de ir a un hospital para que te pongan suero intravenosos (en la vena) y en los casos raros de hemorragias, necesitarás que te administren sangre y plaquetas también.

Ahora que conoces mas acerca del dengue, recuerda tomar las medidas preventivas cuando viajes a lugares en donde tengas riesgo de enfermarte y consulta con tu médico.  Como siempre aquí en VidaySalud.com encontrarás información importante para cuidar tu salud

Miercoles 02 de Marzo 2011

Corazón, Medicina al Día por Mayo Clinic 

El uso de marcapasos y otros dispositivos de ayuda para el corazón aumenta debido a que mayor cantidad de gente con enfermedades cardíacas vive más largo.  La edición de febrero de "Mayo Clinic Women's HealthSource" expone cómo se emplean estos dispositivos para tratar enfermedades del corazón.  A continuación se describen dos de esos dispositivos.

Marcapasos: la razón más común para implantar un marcapasos es tener una frecuencia cardiaca menor de lo normal, afección que se conoce como bradicardia.  Los marcapasos también se utilizan para tratar la frecuencia cardiaca que alterna entre muy rápida y muy lenta, así como latidos cardiacos rápidos e irregulares.

El marcapasos se implanta quirúrgicamente, por lo general, cerca de la clavícula.  El dispositivo se conecta al corazón mediante dos alambres, llamados electrodos del marcapasos.  Cuando la frecuencia cardiaca disminuye, se acelera o se torna irregular, el marcapasos dispara impulsos eléctricos al corazón.  Esa estimulación le ayuda al corazón a latir a la velocidad o paso adecuado.

Desfibrilador cardioversor implantable (DCI): la desfibrilación o aplicación de una descarga al corazón es la única manera de detener problemas mortales del ritmo cardíaco y recuperar un ritmo normal.  La desfibrilación puede realizare externamente, sea mediante la colocación de palas en el pecho o con un dispositivo computarizado, o también internamente con un desfibrilador cardioversor implantable.

Igual que el marcapasos, el DCI se implanta quirúrgicamente debajo de la piel y, por lo general, está conectado al ventrículo derecho del corazón mediante alambres.  Cuando el dispositivo detecta algún ritmo peligroso, descarga ese choque salvador que se podría sentir como una patada en el pecho.

El desfibrilador cardioversor implantable se podría recomendar a las personas con paro cardíaco previo, antecedentes de haber sufrido daños graves al corazón a consecuencia de un ataque cardíaco o de insuficiencia cardiaca, o que padezcan una enfermedad heredada que aumenta el riesgo de presentar anomalías en el ritmo cardiaco.

La gente que tiene un dispositivo para el ritmo cardíaco puede vivir activamente, incluso hacer ejercicio y practicar la mayoría de deportes.  Si bien los dispositivos no curan la enfermedad cardíaca, permiten a la gente llevar una vida plena y más larga.

 
    Dra. Aliza A. Lifshitz
    Miercoles 02 de Marzo 2011

¿Estás cansado/a de tomar pastillas y medicamentos cada vez que te enfermas? Como tú, muchas personas buscan alternativas más naturales para prevenir y combatir enfermedades, sobre todo aquellas más comunes, como la gripe y el resfriado durante el invierno. Pero ¿qué tan efectivas son? Descubre la verdad sobre los suplementos y las vitaminas y qué otras medidas naturales puedes tomar para combatir las molestias que pueden causar la gripe y el resfriado común.

En esta época de frío en los países del hemisferio Norte y de calor y cambios de temperatura en el hemisferio Sur, que bueno sería poder combatir la gripe y el resfriado con un rico y calentito té de menta y miel, ¿verdad? Mucha gente como tú busca alternativas naturales para prevenir y combatir estas enfermedades características del invierno y de los cambios drásticos de temperatura, no sólo porque es molesto sentirse mal sino también porque prefieren evitar el uso de medicamentos.

Sin embargo, muchas veces no todo lo natural es tan bueno como parece. Muchas veces los efectos de estas sustancias no han sido corroborados científicamente, aunque en algunos casos pueden ser reconfortantes y hasta aliviar los síntomas (como un rico tecito de menta y miel), y si son obtenidos a través de alimentos tampoco suelen tener efectos nocivos. Aunque cabe decir, en este caso, que en un estudio reciente si se corroboró científicamente que la miel ayuda con el síntoma de la tos. Pero recuerda que no se le debe dar miel a los niños menores de 2 años por el riesgo de que desarrollen botulismo, es para niños de 2 años y cualquier persona a partir de esa edad.

De todos modos, es importante que tengas en cuenta que no es lo mismo obtener vitaminas de los alimentos, por ejemplo comiendo más cítricos -naranjas, mandarinas y limón- porque brindan vitamina C, que tomar los suplementos vitamínicos en pastillas o en polvos.

Antes de tomar vitaminas o suplementos de venta libre, es importante que consultes a tu médico-sobre todo si estás embarazada, si tienes alguna enfermedad crónica, si estas tomando otras medicinas o suplementos o si estás pensando en administrárselos a un niño-, ya que a veces pueden tener efectos secundarios o contraproducentes y dañar la salud en vez de ayudar. Una vez que lo hayas conversado con un profesional, entonces elige siempre productos que garanticen su contenido y ten cautela ante publicidades que puedan ser engañosas.

Dicho esto, ¿qué vitaminas puedes buscar contra la gripe y el resfriado, en particular? Recuerda que el resfriado y la gripe son enfermedades provocadas por virus diferentes y se manifiestan con síntomas distintos, el primero es una infección de las vías respiratorias superiores que dura alrededor de una semana y puede causar estornudos, congestión nasal (nariz tapada o que gotea), dolor de garganta y tos; mientas que la segunda es una enfermedad respiratoria, a veces con síntomas en el aparato digestivo, que puede aparecer abruptamente y puede provocar síntomas más graves que los del resfrío, como fiebre (que suele ser alta), dolor de cabeza, dolor de músculos y articulaciones y cansancio extremo, y que puede tener complicaciones graves (en otro artículo te contamos más detalles sobre estas diferencias). También recuerda que la gripe o influenza (o flu), como le llaman en inglés) se puede prevenir con una vacuna que se prepara cada año. http://www.vidaysalud.com/daily/hogar-y-familia/cual-es-la-diferencia-entre-la-gripe-influenza-y-el-resfriado-comun/

Suplementos contra el resfrío

Esta lista enumera algunas de las alternativas que mucha gente toma contra los resfríos, aunque no hay pruebas científicas disponibles hasta la fecha que apoyen la recomendación de su uso, tanto para tratar como para prevenir el resfriado:

  • Vitamina C
  • Equinácea
  • Zinc
  • Ajo (Allium sativum)
  • Andrographis (Andrographis paniculata)
  • Astrágalo (Astragalus membranaceus)
  • Baya del saúco (Sambucus nigra)
  • Geranio sudafricano o "Umckaloabo" (Pelargonium sidoides)
  • Ginseng norteamericano (Panax quinquefolius)
  • Menta (Mentha x piperita)
  • Miel
  • Probióticos
  • Propóleo
  • Raíz amarilla o raíz de oro (Hydrastis canadensis)
  • Té verde
  • Vitamina E

Suplementos contra la gripe o influenza

Al igual que en el caso anterior, no existen pruebas concluyentes de que estos suplementos sean una alternativa útil para combatir la gripe. Por eso, vacunarse es la mejor forma de protegerse contra esta enfermedad, también conocida como influenza. Los niños pequeños, los adultos mayores, las mujeres embarazadas y las personas con ciertos problemas de salud crónicos corren mayor riesgo de tener complicaciones relacionadas con la gripe, como la neumonía.

Algunos de los productos naturales que las personas prueban para combatir contra esta enfermedad son:

  • Saúco
  • Equinacea
  • Ginseng norteamericano
  • Hierbas medicinales chinas
  • Oscillococcinum
  • Té verde
  • Vitamina D
  • Vitamina C
  • N-acetilcisteína (NAC)
  • Dehidroepiandrosterona (DHEA).

Otros tratamientos naturales contra el resfriado y la gripe

A diferencia de los suplementos anteriores, cuyos efectos no han sido comprobados, existen algunas medidas naturales que sí han demostrado tener efecto en la prevención de estas enfermedades. Y lo mejor de todo, es que son muy fáciles y sencillas de realizar ya que se relacionan con hábitos saludables de vida e higiene que ayudan a evitar el contagio:

  • Llevar una dieta sana
  • Hacer ejercicios regularmente
  • Aprender a manejar el estrés
  • Al toser o estornudar, cubrirse la nariz y la boca utilizando el brazo (no la mano) o un pañuelo desechable (y luego botarlo a la basura)
  • Lavarse frecuentemente las manos con agua tibia y jabón (por 20 segundos) o limpiarlas con alcohol en gel (jalea), durante varios segundos
  • Mantenerse alejado de las personas enfermas
  • Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, ya que esa es la manera en que se propagan los microbios
  • Si alguien en el hogar está enfermo, tratar de que se quede en una habitación separada de los demás residentes de la casa
  • Mantener limpias y desinfectadas las superficies de la casa, como las de mesas de noche, los baños, la cocina y los juguetes de los niños

¿Ves que fácil? Resulta mejor que en lugar de tomar los suplementos que aún no demuestran sus efectos benéficos y preventivos, pongas en práctica estas medidas que acabo de mencionar para reducir las probabilidades de contagiarse de varias enfermedades infecciosas, entre ellas la gripe (además de la vacuna), que puede llegar a ser peligrosa y los incómodos resfríos.

Dra. Aliza A. Lipshitz

08 de Noviembre 2010 

© iStockphoto.com / Bernd Jürgens

Los productos derivados de animales, como la carne, los huevos y los lácteos, son algunas de las principales fuentes de proteínas en nuestra dieta. Sin embargo, en algunos casos es conveniente limitar el consumo de estos alimentos o elegir versiones bajas en grasa. Esto es especialmente importante si tienes elevado el colesterol "malo" en la sangre, ya que entre otros problemas, las grasas animales aumentan el riesgo de sufrir de un ataque cardíaco. Sigue leyendo para ver qué es lo que debes comer para reducir el colesterol "malo" en tu cuerpo.

El colesterol es una sustancia que el cuerpo necesita para funcionar adecuadamente, pero debe mantenerse dentro de ciertos rangos considerados normales para mantenernos sanos. Existen dos tipos principales de colesterol: uno es denominado "malo" o LDL (del inglés low-density lipoprotein) y el otro "bueno" o HDL (del inglés high-density lipoprotein). Este último protege a las arterias de que se desarrolle la aterosclerosis (endurecimiento de las arterias), por eso es bueno tener niveles altos del HDL. Por el contrario, el tener niveles elevados de LDL está asociado a un riesgo mayor de sufrir enfermedades cardíacas e infartos.

Si bien es cierto que la elevación del colesterol "malo" puede deberse a causas genéticas y en ocasiones es necesario tomar medicinas para disminuirlo, es igualmente cierto que nuestros hábitos, me refiero a la dieta y a nuestro nivel de actividad física, pueden afectar el nivel de colesterol que tenemos. Por eso, muchas veces es posible disminuir el nivel del LDL simplemente mejorando ciertos hábitos.

Entonces, si tienes problemas con niveles elevados del colesterol en tu sangre y tu médico te ha recomendado que lo bajes ¿Qué alimentos deberías evitar? Empieza por reducir los de origen animal. En este grupo se encuentran las carnes (especialmente las rojas), los huevos (aunque puedes comer las claras) y los derivados de la leche (aunque puedes comer los productos lácteos bajos en grasa o descremados). Los alimentos que contienen grasas trans, como las botanas, los pasteles y los dulces, también elevan el LDL. Por otro lado, los vegetales aportan bajos niveles en colesterol así como los cereales integrales, ricos en fibra. Desde luego, también es importante cómo los cocinas. Por ejemplo:

  • Usa productos lácteos bajos en grasa o desgrasados. Y sustituye la crema agria por yogurt o la mayonesa entera por mayonesa baja en grasa.
  • Usa aceite de oliva o aceite cannola en vez de manteca. Y disminuye la cantidad de aceite que usas para freír. No es necesario ahogar lo que cocinas. Limita las frituras en general.
  • Si la receta sugiere freír el platillo, se creativo. Considera asarlo, hornearlo, escalparlo, cocinarlo a la parrilla o al vapor.

A continuación te doy algunos ejemplos de alimentos que te ayudan a bajar el colesterol malo (desde luego que es importante vigilar el tamaño de las porciones porque quieres mantener un peso sano):

  1. Avena, salvado y cereales ricos en fibra
  2. Pescados con Omega 3 y ácidos grasos (como salmón, sardinas y atún)
  3. Nueces, almendras, avellanas y otro tipo de frutas secas
  4. Aceite de oliva
  5. Alimentos que contienen esteroles y estanoles agregado (como las margarinas, los jugos y los yogures)

¡Anímate! Comer sano es más fácil de lo que parece. Si comes carne, elige las aves (sin el pellejo), los pescados o las carnes rojas magras (en moderación).

Por último, ten en cuenta que además de llevar una alimentación saludable, también es importante mantenerte activo para disminuir tu nivel de colesterol malo y tus riesgos de sufrir enfermedades cardíacas. Desde luego que la única manera de saber tus niveles de colesterol, del HDL y del LDL en tu sangre es con un examen de sangre idealmente en ayunas (después de no comer por 8 horas). Si a pesar de hacer todo lo que debes en cuanto a lo que comes y a tu actividad física, tus niveles se mantienen por arriba de los rangos normales, afortunadamente contamos con medicamentos que tu médico te puede recetar. Hazte tus chequeos periódicos regularmente. Recuerda que prevenir es mejor que remediar. El primer síntoma del colesterol elevado puede ser un ataque al corazón. Tú lo puedes evitar.

 

¿Qué es?

El colesterol es una sustancia grasa que el cuerpo produce naturalmente y que cumple varias funciones vitales. Es necesario para crear las paredes que rodean a las células del cuerpo y es la sustancia básica que se transforma en ciertas hormonas. Su cuerpo produce todo el colesterol que necesita. Por eso, sólo necesita una pequeña cantidad de grasa en la dieta, para que su cuerpo produzca suficiente colesterol para que se mantenga sano.

El intestino absorbe la grasa y el colesterol que usted consume y lo transporta hacia el hígado. El hígado convierte esta grasa en colesterol y lo libera al torrente sanguíneo. Hay dos tipos principales de colesterol: el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL) (el colesterol "malo") y el colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL) (el colesterol "bueno").

Los niveles altos de colesterol LDL están relacionados con la aterosclerosis, que es la acumulación de depósitos de colesterol rico en grasa en las arterias. Esto puede provocar que las arterias se estrechen o bloqueen, y que disminuyan o detengan la irrigación de sangre a los órganos vitales, en especial el corazón y el cerebro. La aterosclerosis que afecta al corazón se llama enfermedad de las arterias coronarias (enfermedad coronaria), y puede causar un ataque cardíaco. Cuando la aterosclerosis bloquea las arterias que llevan la sangre al cerebro, se puede producir un accidente cerebrovascular (ataque cerebral, apoplejía).

Los niveles altos de colesterol HDL protegen al cuerpo contra los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares, ya que eliminan el colesterol de las arterias y lo llevan de regreso al hígado.

Como los niveles de colesterol alto pueden provocar aterosclerosis, los médicos recomiendan mantener los niveles de colesterol en un rango específico. En general, los adultos mayores de 20 años deben tratar de mantener su nivel total de colesterol por debajo de los 200 miligramos por decilitro.

Para una mejor evaluación del riesgo de aterosclerosis, es necesario chequear el colesterol LDL. De acuerdo con las pautas establecidas por el Programa Nacional de Educación sobre Colesterol (National Cholesterol Education Program) patrocinado por el gobierno, el nivel ideal de colesterol LDL depende de si la persona tiene una enfermedad causada por la aterosclerosis o diabetes, o factores de riesgo de la enfermedad coronaria. Los factores de riesgo de esta enfermedad son:

  • ser hombre mayor de 45 años
  • ser mujer mayor de 55 años
  • ser mujer y tener menopausia prematura
  • tener antecedentes familiares de enfermedad arterial coronaria prematura (padre o hermano menor de 55 años que padece de la enfermedad o una madre o hermana menor de 65 años con la misma enfermedad)
  • fumar
  • tener presión alta
  • no tener suficiente colesterol bueno (lipoproteínas de alta densidad o HDL)

Si padece de enfermedad coronaria, diabetes, enfermedad vascular periférica o ha tenido un ataque cerebrovascular debido a aterosclerosis, su colesterol LDL debe ser de 70 miligramos por decilitro o más bajo.

Entre más factores de riesgo tenga, menor debe ser el colesterol LDL. En general, es mejor tener un nivel de colesterol LDL menor que 100; sin embargo, se acepta un valor de 130 para personas sin factores de riego o con pocos factores de riesgo.

Su nivel de colesterol HDL también es muy importante. Las personas con niveles menores que los 40 miligramos por decilitro son más propensos a desarrollar aterosclerosis, enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares. Los niveles de colesterol HDL por arriba de 60 miligramos por decilitro se asocian a menos aterosclerosis y se cree que ayudan a proteger contra enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares.

Síntomas

La mayoría de las personas con colesterol alto no tienen síntomas hasta que la aterosclerosis relacionada con el colesterol causa un estrechamiento significativo de las arterias que irrigan al corazón y al cerebro. El resultado es un dolor en el pecho relacionado con el corazón (angina de pecho) u otros síntomas de enfermedad arterial coronaria, así como también síntomas de disminución en el flujo de sangre al cerebro (accidente isquémico transitorio o accidente cerebrovascular).

Aproximadamente 1 de cada 500 personas ha heredado un trastorno llamado hipercolesterolemia familiar, que causa niveles extremadamente elevados de colesterol (por arriba de los 300 miligramos por decilitro). Las personas con este trastorno pueden desarrollar nódulos de colesterol (xantomas) en varios tendones, especialmente en el tendón de Aquiles, en la parte inferior de la pierna. Los depósitos de colesterol también pueden ocurrir en los párpados, allí se llaman xantelasmas.

Diagnóstico

Su médico le preguntará si algún miembro de su familia ha tenido enfermedad arterial coronaria, colesterol alto o diabetes. También le preguntará sobre su dieta y si alguna vez ha fumado. Chequeará su presión sanguínea y buscará xantomas y xantelasmas. El médico puede confirmar un diagnóstico de colesterol alto con un simple análisis de sangre.

Duración

Si su nivel de colesterol es alto, deberá hacer un esfuerzo a largo plazo para disminuirlo. Puede reducir significativamente el nivel de colesterol siguiendo una dieta baja en grasas saturadas, con frutas y verdura, y sustituyendo las grasas "malas" por las grasas "buenas". Los cambios en la dieta deben ser permanentes para mantener bajos los niveles de colesterol. El ejercicio diario es importante, ya que puede elevar el colesterol HDL (bueno) y bajar el colesterol total.

Prevención

Podría prevenir el colesterol elevado si mantiene una dieta saludable y hace ejercicio diariamente. Evite las comidas altas en grasas (los huevos, las carnes rojas con grasa, el aceite de palma o de coco y los productos lácteos a base de leche entera). En su lugar, coma frutas y verduras frescas, panes y cereales integrales, y productos lácteos bajos en grasa.

Tratamiento

El colesterol puede tratarse siguiendo una dieta baja en grasas y colesterol y tomando medicamentos para bajar el colesterol. El plan de tratamiento específico depende de su nivel de colesterol (incluyendo el colesterol LDL) y de sus antecedentes de enfermedad arterial coronaria o los factores de riesgo de esta enfermedad.

Dieta

El Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol recomienda la siguiente dieta:

  • grasas saturadas: menos de 7% de las calorías.
  • grasas monoinsaturadas: aproximadamente el 20% de las calorías
  • grasas poliinsaturadas: aproximadamente el 10% de las calorías
  • proteínas: aproximadamente 15% de las calorías
  • carbohidratos: aproximadamente 50% de las calorías
  • fibra: alrededor de 25 gramos por día
  • colesterol: menos de 200 miligramos por día

Evite todas las grasas trans.

Para mantener un peso ideal, sólo debe consumir la cantidad de calorías que su cuerpo quema por día. Si tiene que perder peso, necesita consumir menos calorías de las que quema.

Las personas que no saben cómo seguir una dieta, a veces buscan la ayuda de un profesional de la salud como un especialista en nutrición, médico o enfermera.

Medicamentos

Existen 5 tipos de medicamentos para disminuir el colesterol:

  • las resinas fijadoras de ácidos biliares, como la colestiramina (Questrán) y el colestipol (Colestid). Se utilizan con menor frecuencia hoy en día ya que bajan tanto el colesterol HDL (bueno) como el colesterol LDL (malo).
  • la niacina (varias marcas).
  • los fibratos, como el gemfibrozil (Lopid), el fenofibrato (Tricor) y el clofibrato (Abitarte). Los fibratos ayudan espacialmente a personas con niveles altos de triglicéridos.
  • las estatinas, también llamados inhibidores HMG-CoA reductasa, como el lovastatin (Mevacor), el simvastatin (Zocor), el pravastatin (Pravachol), el fluvastatin (Lescol), el atorvastatin (Lipitor) y el rosuvastatin (Crestor). Las estatinas bloquean una enzima llamada HMG-CoA reductasa necesaria para la producción del colesterol. Comúnmente, son recetados como medicamentos para bajar el colesterol.
  • los inhibidores selectivos de la absorción intestinal del colesterol: sólo está disponible el ezetimiba (Zetia).

Si su colesterol no está controlado con una dieta y otros cambios en su estilo de vida, su médico podría recomendarle que tome uno o varios de estos medicamentos. Cada tipo de medicamento actúa en forma diferente y tiene varios efectos secundarios.

Además de los cambios en la dieta y la medicina, las personas con colesterol alto deberían intentar controlar los otros factores de riesgos que contribuyen a la enfermedad arterial coronaria en su caso. Esto significa mantener su presión sanguínea en niveles normales, no fumar, controlar su azúcar en la sangre, mantener o perder peso y seguir una rutina regular de ejercicio.

Cuándo llamar a un profesional

Ya que es posible tener el colesterol alto por muchos años sin tener síntomas, es importante que se cheque el nivel de colesterol en la sangre periódicamente. Las pautas actuales recomiendan que los adultos mayores de 20 años lleven a cabo un perfil completo de lípidos en ayunas cada 5 años. Este examen mide el colesterol LDL y HDL y los niveles de triglicéridos. Si los resultados no están dentro de los límites recomendados, su médico le podría sugerir que cambie su dieta y que examine su nivel de colesterol con mayor frecuencia.

Pronóstico

La efectividad de seguir una dieta saludable y de utilizar medicamentos para reducir el colesterol varía según la persona. En promedio, la dieta y el ejercicio pueden reducir el colesterol LDL aproximadamente el 10%. Los medicamentos pueden reducir el colesterol LDL aproximadamente del 20 a más del 50%.

Dra. Aliza A. Lipshitz

Miercoles 02 de Marzo 2011

El comer alimentos muy salados, como papas fritas o sopas enlatadas, puede modificar el funcionamiento normal de los vasos sanguíneos en cuestión de 30 minutos, tanto en las personas sanas como en quienes tienen presión alta o hipertensión. La sal es un mineral necesario para tu organismo pero hay que evitar los excesos. Aquí te contamos cómo moderar su consumo, con cambios sencillos en tus hábitos para que siempre pongas en primer lugar la salud de tu corazón.

¿No puedes decirle no a una canasta llena de papas fritas? ¿No tienes tiempo y has decidido comer alimentos enlatados? ¿Se te va la mano con la sal en la cocina? ¡Mucho cuidado! La sal puede afectar tu salud cardiovascular en menos tiempo del que pensabas.

La sal que utilizas para darle más sabor a tus comidas contiene sodio. El sodio es un mineral esencial para gozar de buena salud, que ayuda a regular la presión arterial y el volumen sanguíneo y es indispensable para que los músculos y los nervios puedan funcionar.

La sal se encuentra naturalmente en los alimentos frescos, mientras que muchas comidas procesadas tienen sodio agregado, muchas veces en grandes cantidades, como los embutidos, las salsas y las sopas preparadas, así como los cubitos de caldo que se utilizan para hacerlas en casa.

Y como nada en exceso es bueno, cuando abusas de ella, la sal puede provocar hipertensión (presión sanguínea alta) y con ella otro tipo de enfermedades que afectan a tu corazón. Varios estudios asocian a los problemas del corazón con el consumo de este mineral. Incluso, una investigación que se dio a conocer recientemente demuestra claramente cómo la comida procesada muy salada, como los bocadillos (conocidos como snacks en inglés), modifica el funcionamiento de los vasos sanguíneos en cuestión de ¡30 minutos!

Específicamente, un grupo de científicos en Australia detectó cómo estos alimentos deterioran rápidamente la capacidad de dilatación de las venas, aún en personas con presión arterial normal. Y si bien este efecto desaparece a las pocas horas, se desconoce cómo puede afectar a largo plazo.

El cuerpo sólo necesita entre 250 a 500 mg de sodio o sal diarios, pero la mayoría de las personas suelen consumir hasta 10 veces más que eso. Se recomienda no consumir más de 2,300 o 2,400 miligramos (mg) de sodio por día (el equivalente a una cucharadita de sal), mientras que las personas con hipertensión no deberían exceder los 1,500 mg diarios. Esa cantidad puede ser aún menor si se tienen otros problemas de salud. Si tienes dudas respecto a cuál es la cantidad apropiada para ti, consulta con tu médico.

Mientras tanto, y considerando que el sodio ya se encuentra de manera natural en los alimentos, he aquí algunas recomendaciones para que puedas reducir su consumo sin mucho esfuerzo. Ten en cuenta que al principio puede resultarte extraño comer con menos sal, ya que no estás acostumbrado y el sabor será un poco diferente, pero si tienes paciencia verás que al poco tiempo estarás descubriendo nuevos y gratos sabores en las comidas. Desde luego que puedes usar otros condimentos (como el limón y otras especies también. Te doy unos ejemplos a continuación).

  • Antes de comprar, lee las etiquetas de los alimentos para enterarte del contenido de sodio. Verás que hay sal en lugares inesperados, como en el jugo de tomate y en las verduras enlatadas. Si tiene menos de 140 mg de sodio por porción se considera que su contenido es bajo, si tiene entre 140 y 400 mg por porción es moderado y si tiene más de 400 mg por porción es alto. Otro indicador fácil de recordar es: menos del 5% del valor diario es bajo, de 10 a 19% es un poco alto y más de 20% es muy alto.
  • Elige frutas y verduras frescas o congeladas, así como carne roja, de ave y pescado frescos. Si son enlatados, selecciona los que vienen sin sal añadida. También puedes optar por frutos secos o semillas sin sal, frijoles secos, guisantes y lentejas, sopas sin sal ni grasa y lácteos desgrasados. Y desde luego, limita los alimentos que tengan sal visible, como los pretzels, las papas fritas y las galletas.
  • No le agregues sal a las comidas que prepares, ni al agua que utilices para cocinar pastas, arroz, cereales o verduras. Si vas a seguir una receta, agrega un cuarto o la mitad de la cantidad indicada. Y deja que cada persona le agregue sal a gusto.
  • Prueba los sustitutos de la sal, algunos pueden reducir la presión arterial y aportan nutrientes importantes, pero es conveniente que lo consultes con tu médico previamente, en especial si se trata de sustitutos a base de potasio.
  • Sustituye la sal por hierbas, especias y otros condimentos. Te sorprenderás de lo sabrosas que quedarán las comidas. Algunas combinaciones que puedes probar son, por ejemplo:

+ Pimentón: para carnes, pollo, pescados, guisados, sopas, salsas y vegetales.

+ Estragón: para huevos, pollo, pescado, papas, aderezos, sopas y salsas de crema.

+ Tomillo: para carnes, pescado, pollo, sopas y guisados, ensaladas de vegetales y aderezos.

+ Nuez moscada: para pollo, guisados, sopas de crema, frutas y vegetales (excepto coles).

+ Albahaca y orégano: para pollo, pescado, carnes, vegetales, pasta, sopas y ensaladas.

+ Romero: para carnes, pollo, pescado, sopas, guisados y coles.

Con estas sugerencias ya puedes comenzar a probar nuevos sabores, que además son saludables y ¿por qué no?, a agregarle un poco de picante a tu rutina y hacer qué la sal de tu vida no sea sólo de mesa. De esa forma estarás haciendo algo muy positivo para la salud de tu corazón.

La enfermedad de Graves, trastorno en el que la glándula tiroides produce más cantidad de lo necesario de la hormona tiroides, es 5 a 10 veces más común entre las mujeres que los hombres.  La edición de febrero de "Mayo Clinic Women's HealthSource" trata sobre la enfermedad de Graves, los síntomas, diagnóstico y alternativas de tratamiento.

La enfermedad de Graves es un trastorno autoinmune en el cual el sistema nervioso ataca la tiroides, glándula en forma de mariposa que se ubica en la base del cuello.  Como resultado de esto, la tiroides produce excesiva cantidad de dos hormonas que participan en la regulación del metabolismo (manera en la que el cuerpo emplea la energía).  Ante el exceso de hormonas tiroideas, las funciones corporales pueden ir a toda marcha, provocando síntomas y señales como irritabilidad, palpitaciones cardíacas, dificultad para dormir, cansancio, pérdida de peso, sensibilidad al calor, ansiedad, cambios en los ciclos menstruales, defecación frecuente y agrandamiento de la glándula tiroides.

La enfermedad de Graves puede presentarse a cualquier edad, pero lo más común es antes de los 40 años.  A pesar de que la enfermedad de Graves sólo rara vez es mortal, si no se la trata, puede derivar tanto en problemas cardíacos como en debilidad y fragilidad ósea.  El diagnóstico se basa en un examen, antecedentes médicos y análisis de laboratorio.

A continuación se mencionan algunas alternativas de tratamiento.

Medicamentos antitiroideos: los fármacos como el metimazol (Tapazole) evitan que la tiroides produzca exceso de hormonas.  Después de un tratamiento de uno a dos años, en algunas personas la producción de la tiroides recupera la normalidad y ya no se necesita más tratamiento.

Terapia con yodo radioactivo: este tratamiento, que consiste en tragar un líquido, destruye las células tiroideas para que la tiroides produzca menos hormonas.  Como resultado, la tiroides es menos activa de lo normal y, por ello, es necesario tomar hormonas tiroideas sintéticas de por vida.  En la mayoría de personas adultas, esta terapia se considera de bajo riesgo.

Cirugía: el cirujano extirpa la mayor parte de la glándula tiroides.  Igual que en el caso anterior, es preciso tomar hormonas sintéticas durante el resto de la vida.  La cirugía se recomienda para casos en los que no se toleran los medicamentos antitiroideos o en quienes no funcionó la terapia con yodo radioactivo.

Dra. Aliza A.Lifshitz

Jueves 03 de Marzo 2011

El VIH es una enfermedad que en su fase más temible se convierte en SIDA y llega a ser mortal. Por eso, desde que apareció el primer caso en el mundo, a principios de los años 80, el VIH ha sido motivo de estudios e investigaciones para encontrar su cura. Hace pocas semanas un grupo de científicos en España, anunciaron un avance que puede cambiar la historia de esta enfermedad: una vacuna. Sigue leyendo para que te enteres.

Luis tiene VIH desde hace ya casi 10 años. Desde que lo diagnosticaron, ha estado yendo con regularidad a su médico y está tomando medicamentos antirretrovirales para combatir el VIH actualmente. Este combinación de medicamentos, cuando se toma de acuerdo a las indicaciones del médico, logra reducir el Virus de Inmunodeficiencia Humana al punto que en ocasiones casi no se puede detectar en la sangre. Sin embargo, para muchas personas con el VIH, como en Luis, a pesar de que los medicamentos antirretrovirales les han salvado la vida, pueden volverse inconvenientes a largo plazo:hay que tomarlos toda la vida y puede causar efectos secundarios que pueden aparecer con el tiempo, entre los que se encuentran problemas digestivos, fatiga y en últimas investigaciones, probablemente accidentes vasculares cerebrales (esto aún está en estudio).

Luis además viaje mucho y siempre tiene que pensar bien a dónde va y el tiempo que estará fuera, para planear cuántas medicinas debe llevar y almacenarlas adecuadamente (algunas necesitan refrigeración). A pesar de estar agradecido con la ciencia, Luis y muchos pacientes con VIH sueñan con el día en que se anuncie una cura definitiva para esta enfermedad: ¿Una vacuna curativa? "¡Sería lo máximo!" dice Luis emocionado.

Pues la emoción de Luis no está lejos de que sea una realidad. Unos médicos del IDIBAPS -- Hospital Clínic de Barcelona, España han estado trabajando en los resultados de una nueva vacuna especialmente creada para "reeducar' a las células dendríticas, que son aquellas que informan a los linfocitos CD4 que deben aniquilar al virus. Según los científicos que participaron en el estudio, estas células se extraen (se sacan) del paciente, se reeducan (exponiéndolas al virus extraído del mismo paciente) y se inyectan de nuevo en la persona infectada con VIH, logrando así que los linfocitos ataquen al virus.

Para probar esta vacuna, participaron 24 personas infectadas con el VIH y que no tomaban medicamentos antirretrovirales. A este grupo se le dividió en dos: la mitad recibió la vacuna en tres dosis espaciadas y la otra mitad del grupo tomó un placebo. Luego de un año, el virus disminuyó 3 veces en las personas que recibieron la vacuna y además, la respuesta de su sistema inmunológico mejoró de manera importante. Sin duda alguna, estos estudios preliminares han sido los más exitosos en los últimos años en cuanto a una vacuna contra el VIH/SIDA.

Es importante aclarar que esta vacuna contra el VIH se encuentra en estudios preliminares y que si bien disminuyó notablemente la presencia del virus, no la eliminó completamente.

Pero los científicos catalanes están optimistas y esperan que para fines del año tendrán más datos respecto a esta noticia que sin duda, de ser positiva, revolucionará al mundo de la ciencia y la investigación en cuanto al VIH/SIDA.

Por lo pronto, miles de personas en el mundo que padecen del VIH, tal como Luis, están felices de que continúen los avances y esperan, como esperamos todos, que pronto esta vacuna sea una realidad.

 

Dra. Aliza A. Lifshitz

Viernes 04 de Marzo 2011

Cuando la tristeza y el mal humor se prolongan por mucho tiempo pueden transformarse en depresión. Esto, en personas mayores de 60 años, puede ser un síntoma de algo más profundo: la enfermedad de Parkinson. En efecto, la depresión es un padecimiento asociado a esta enfermedad que muchas veces se presenta incluso antes de los signos visibles del Parkinson.

Raúl era un hombre divertido y alegre, además de aprovechar sus días libres con su mujer, una de las cosas que más le gustaban era incorporar a sus nietos en cada paseo o plan que hacía y jugar con ellos a cualquier cosa que se les ocurriera.

Cuando Raúl cumplió sus 60 años algo le pasó. Esos números tan redondos estallaron en su cabeza como bombas y de repente comenzó a sentirse "viejo", empezó a hacer cálculos y se preguntaba cuánto tiempo de vida le quedaría, la idea de la muerte comenzó a tomar fuerza en sus pensamientos y sentía que le quedaban pocos años para disfrutar con su familia y sus amigos. Por supuesto, eso fue hace mucho tiempo y todavía hoy sus nietos -- que ya están mayores -- van a visitarlo con frecuencia.

En aquel entonces, Raúl se deprimió mucho y su angustia y temor a la muerte no cesaban. Luego de un tiempo comenzaron a manifestarse otros síntomas que finalmente resultaron ser producto de la llamada enfermedad de Parkinson. La depresión es algo muy común en las personas que padecen esta enfermedad y generalmente se manifiesta como una señal previa a los signos que son visibles.

La enfermedad de Parkinson pertenece a un grupo de enfermedades llamadas trastornos del movimiento. Es un trastorno que afecta a las neuronas (a las células) que controlan los movimientos musculares mediante la producción de una sustancia química llamada dopamina, que es la encargada de enviar las señales que ayudan a coordinar los movimientos.

En los enfermos de Parkinson estas neuronas mueren o no funcionan correctamente. Por eso los síntomas de la enfermedad de Parkinson son básicamente 4:

  • Temblor: en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara.
  • Rigidez: en los brazos, las piernas y el tronco.
  • Lentitud: en los movimientos.
  • Inestabilidad corporal: problemas de equilibrio y coordinación.

Los síntomas y signos de la enfermedad de Parkinson no se producen de un día para otro sino que comienzan lenta y gradualmente. El signo más notorio es el de los temblores, pero no ocurre en todos los casos. Con el tiempo, pueden aparecer otros signos y síntomas asociados a esta enfermedad, que se presentan de manera diferente en cada persona. Entre ellos:

  • Dificultad para tragar y masticar.
  • Cambios en el habla.
  • Problemas urinarios o estreñimiento.
  • Problemas en la piel.
  • Problemas para dormir.
  • Calambres musculares.
  • Fatiga y pérdida de la energía.
  • Disfunción sexual.
  • Problemas con el pensamiento y la memoria, y en casos muy avanzados, demencia.

Este tipo de síntomas hacen que todo sea más costoso para quienes padecen la enfermedad de Parkinson, desde levantarse por las mañanas hasta conversar con un vecino, escribir un correo electrónico o leer el periódico. Por eso, es frecuente que tengan cambios de humor, cansancio, irritabilidad y depresión sin una razón aparente.

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta los pensamientos y las acciones de las personas. En el caso de quienes padecen la enfermedad de Parkinson, ésta puede presentarse antes y durante la enfermedad, pero puede ser tratada y controlada con terapia y medicamentos.

Por el contario, si la depresión dura por periodos prolongados en las personas que tienen Parkinson, puede potenciar otros síntomas relacionados, como son:

  • Trastornos del sueño
  • Incapacidad de encontrar placer en las cosas
  • Cambios en el apetito
  • Dificultad para concentrarse
  • Fatiga
  • Ansiedad
  • Cambios en el estado de ánimo
  • Autoestima baja
  • Pensamientos de muerte

Ocasionalmente, en algunas personas, como efecto secundario al tratamiento, pueden aparecer otros síntomas como alucinaciones, paranoia y creencias falsas. Cuando esto sucede, el médico y la familia podrán distinguir si es debido a la medicina o al avance de la enfermedad. Si es la medicina, al suspenderse, desaparecen estos síntomas.

Aún cuando los síntomas de la enfermedad no sean tantos ni tan avanzados, la dificultad en los movimientos y la coordinación pueden hacer difícil la convivencia el Parkinson, no sólo por parte de quien la padece sino también de los familiares y las personas que acompañan a los enfermos.

En este sentido, algunos estudios han demostrado que las personas cercanas a los pacientes que padecen de la enfermedad de Parkinson, como los hijos o los hermanos, tienen más posibilidades de desarrollar depresión o ansiedad.

Por eso, ya sea que tú padezcas de la enfermedad de Parkinson o vivas con un ser querido que tiene esta condición, nunca está de más asesorarte sobre cómo sobrellevar esta situación. La enfermedad de Parkinson es un padecimiento crónico, es decir que no tiene cura. Sin embargo, con un tratamiento adecuado es posible controlarlo para mantener una mejor calidad de vida

 

Viernes 04 de Marzo 2011

Las mujeres que experimentan estos síntomas al inicio de la menopausia parecen tener menores probabilidades de infarto de miocardio.  

Las mujeres que experimentan sofocos y sudores nocturnos al inicio de la menopausia podrían tener menos probabilidades de sufrir un infarto de miocardio, según señalaron investigadores del Brigham and Women's Hospital (Estados Unidos). Sin embargo, las mujeres que experimentan estos síntomas, más adelante a lo largo de la menopausia, podrían tener más riesgo de enfermedades cardíacas, informa el equipo en Menopause.

"Nuestro estudio proporciona pruebas de que los clásicos síntomas de menopausia precoz, experimentados por la mayoría de las mujeres en la madurez, no son un marcador de un mayor riesgo de ataque cardíaco o ictus en el futuro", la Dra. Joann Manson, que trabajó en el estudio.

Estos hallazgos se conocen tras un nuevo análisis del gran ensayo clínico llamado Woman's Health Initiative en 2002, que mostró que la terapia de reemplazo hormonal incrementaba el riesgo de cáncer de mama y de ovarios y de ictus en mujeres mayores, y los médicos la prescriben ahora con moderación.

El equipo de la Dra. Manson descubrió que las mujeres con sofocos o sudores nocturnos en el inicio de la menopausia no tenían más probabilidades de sufrir un infarto de miocardio, un ictus o de morir, durante el período de estudio, que aquellas que no tenían esos síntomas.

Y había alguna sugerencia que indicaba que los sudores nocturnos y sofocos reducían esos riesgos. Por ejemplo, mujeres con esos síntomas en el inicio de la menopausia tenían un 17% menos riesgo de ictus, y un riesgo un 11% menor de sufrir una enfermedad cardíaca o morir por cualquier otra causa, durante el período de estudio.

Las mujeres que desarrollaban sofocos o sudores nocturnos más adelante en la menopausia, sin embargo, tenían un 32% más de probabilidades de tener un ataque al corazón y un riesgo un 29% mayor de morir con respecto a las que tenían esos síntomas antes.

Alrededor de tres de cada cuatro mujeres menopáusicas experimentan sofocos o sudores nocturnos en las primeras fases de la menopausia, explicó el equipo.

Descartan a su vez que otros síntomas habitualmente tenidos en cuenta, como las clásicas erupciones cutáneas, no son tan determinantes ya que aparecen cuando la enfermedad ya está avanzada


Madrid (5/7-03-11).- Un equipo del Colegio de Médicos Generales de Reino Unido ha realizado un estudio para redefinir el diagnóstico de la meningitis en niños, constatando que el dolor de piernas, rigidez en la nuca, confusión mental y fotofobia son los "factores clave" para detectar precozmente la enfermedad. Así lo aseguran en un artículo publicado en el British Journal of General Practice,

La meningitis generalmente está causada por una infección bacteriana o viral. Dado que la enfermedad actúa con rapidez, el diagnóstico precoz es clave para evitar complicaciones graves.

De hecho, hasta un 10 por ciento de estos pacientes acaba falleciendo a causa de un diagnóstico tardío.

El estudio para corroborar la sintomatología inicial de esta enfermedad incluyó a 1.212 niños de entre 22 meses y 6 años que habían sido atendidos en los servicios de Medicina General de Oxford y Somerset, en Inglaterra.

De todos ellos, la mitad fueron inicialmente mal diagnosticados, quizás debido a que los síntomas más conocidos de esta infección, como la erupción en la piel, aparecieron en las etapas posteriores de la infección.

De este modo, los investigadores descubrieron que sólo cuatro síntomas, la confusión, la fotofobia o sensibilidad a la luz, la rigidez de la nuca y el dolor de piernas, pueden ser considerados signos de alarma de esta enfermedad.

Según los autores, el dolor de cabeza y la palidez son menos comunes en los niños con enfermedad meningocócica que en los menores con infecciones leves.

La presidenta ejecutiva de la organización británica Meningitis Trust, Sue Davie ha reconocido que el estudio servirá para poner sobre aviso en determinados síntomas y restar importancia a otros, como el sarpullido. Más de 35 por ciento de los médicos aseguraba que no tomaba medidas si no detectaba sarpullido, lo que Davies considera "letal".

Por su parte, Chris Head, presidente ejecutivo de Meningitis Research Foundation, también ha reconocido que se trata de un paso importante que nos permite el reconocimiento precoz de estas enfermedades, animando también a los padres a estar atentos a dichos síntomas.



El Cancer Research de Reino Unido asegura que aproximadamente una de cada cuatro personas desarrollará adenomas a los 50 años, y cerca de la mitad a partir de los 70 años y cada año se diagnostican más de 38.000 nuevos casos


Madrid (5/7-03-11).- Investigadores de la Washington University School of Medicine, en Sant-Louis (Estados Unidos), aseguran que aquellas personas que llevan una vida activa y practican ejercicio habitualmente tienen hasta un tercio menos de probabilidades de desarrollar pólipos en intestino que, en un futuro, pueden derivar en cáncer.

Según las conclusiones de un estudio que se publica en British Medical of Cancer, las personas que hacer ejercicio con regularidad tenían un 16 por ciento menos probabilidades de desarrollar pólipos intestinales y un 35 por ciento menos propensas a desarrollar pólipos en fase avanzada.

Sin embargo, según la profesora Kathleen Wolin, una de las principales autoras de la investigación, la evidencia de este hallazgo muestra un vínculo claro entre el ejercicio y un menor riesgo de cáncer colorrectal.

Hay una serie de posibles vías de propagación, pero se desconoce qué es lo que influye exactamente, por ejemplo, podría ser el hecho de que el ejercicio reduce la inflamación intestinal, que a su vez se relaciona con estos tumores, afirma la experta.

Del mismo modo, añade Wolin, el ejercicio también reduce los niveles de insulina y mejora la respuesta del organismo a la hiperinsulinemia , lo que aumenta el riesgo de pólipos, a la vez que también mejora el sistema inmunológico.

Los autores recomiendan 30 minutos de actividad física cada día, junto con una dieta saludable y estilo de vida, para reducir su riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.




Madrid (4-03-11).- La administración de ibuprofeno dos o tres veces por semana podría reducir hasta un 38 por ciento el riesgo de Parkinson, según un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard y el Hospital de Brigham y las Mujeres en Boston (Estados Unidos) que se publica en la revista Neurology.

Según explica Xiang Gao, director del estudio, los resultados muestran que el ibuprofeno podría proteger al cerebro de una forma en la que otros fármacos antiinflamatorios no esteroideos y analgésicos no lo hacen.

En el estudio los investigadores analizaron datos tomados de 98.892 enfermeras y 37.305 hombres profesionales de la salud. Los participantes informaron sobre su consumo de ibuprofeno y otros AINE. Tomar ibuprofeno dos o más veces a la semana se consideraba un uso regular. Tras seis años, 291 participantes fueron diagnosticados con enfermedad de Parkinson.

Los científicos descubrieron que las personas que tomaban ibuprofeno de forma regular tenían un 38 por ciento menos de riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson en comparación con aquellos que no tomaban el fármaco. Después de un análisis más grande que combinó otros estudios sobre el uso de ibuprofeno y AINE, los investigadores descubrieron que los consumidores de ibuprofeno tenían un 27 por ciento menos de riesgo de desarrollar la enfermedad en comparación con quienes no los tomaban.

Una posibilidad de por qué el ibuprofeno podría tener este efecto sobre la enfermedad de Parkinson es que se podría dirigir a ciertos receptores del cerebro, los proliferadores de peroxisoma y activarlos, concluye Gao.


¿ PROBLEMAS CON LA OBESIDAD ? . DUERMA 8 HORAS

José Mª Ordovás* | Madrid

Actualizado miércoles 02/03/2011

Siguiendo con la serie sobre los 'siete pecados capitales de la obesidad', abordamos el importante papel que cumple el sueño.

Todos hemos crecido con el mensaje tradicional, pasado de una generación a otra, de que hay que dormir un mínimo de ocho horas al día. Las bases biológicas de que ese número de horas sea el idóneo para nuestro desarrollo y nuestra salud no habían sido demostradas científicamente. De hecho, todavía desconocemos las bases moleculares de por qué necesitamos dormir. Lo que sí que sabemos es que es una necesidad vital y una que cumplimos muy a gusto.

Sin embargo, y a pesar de ello, cada vez dormimos menos. De hecho, en una sociedad altamente competitiva, casi nos jactamos de ello, ya que da a entender que estamos tan ocupados que tenemos que sacrificar horas de sueño para cumplir los objetivos diarios.

Además, a menudo, leemos y escuchamos que, dentro del marco europeo, nuestro país -con un estilo de vida tradicional que incluye el trasnochar por afición y madrugar por obligación- duerme menos que nuestros vecinos. (Aunque esto es algo que se debe justificar con medidas objetivas y no solamente basadas en la percepción subjetiva de lo que dormimos).

En principio, hubiéramos pensado que los efectos de dormir menos se limitarían a sentirnos más cansados y malhumorados, pero para nuestra sorpresa, las investigaciones han ido demostrando que dormir poco, además de afectar a procesos neurológicos, aumenta el riesgo de padecer las enfermedades más comunes de nuestra sociedad, es decir, las cardiovasculares y el cáncer.

Todavía más sorprendente es el hallazgo paradójico de que el riesgo de obesidad, una de las mayores preocupaciones de nuestra sociedad, aumenta al disminuir el número de horas y la calidad de nuestro descanso nocturno.

Estas observaciones epidemiológicas, que inicialmente fueron tomadas con la debida cautela, han ido solidificándose con multitud de estudios recientes. Estos trabajos han ido demostrando uno tras otro que, independientemente de la raza y la localización geográfica, dormir poco y/o mal aumenta entre un 40% y un 50% el riesgo de sobrepeso y obesidad.

La siesta no sirve

Además, el riesgo parece independiente de las causas que provocan la reducción de las horas de sueño (trabajo, estudio, ocio, etc.), con el agravante de que dormir durante el día no parece compensar la disminución del descanso nocturno; lo cual parece echar por tierra nuestro mito de la siesta.

Un patrón preocupante que emerge también de los estudios llevados a cabo es que los efectos de la carencia de sueño sobre el riesgo de obesidad son más marcados en los niños, jóvenes, y adultos de mediana edad y que disminuye en los ancianos. Algo a tener en cuenta considerando las tendencias de obesidad infantil observadas en nuestro país.

Desde el punto de vista científico, es crucial el encontrar los mecanismos moleculares que explican la paradoja observada en los estudios epidemiológicos.

Con este fin se han llevado a cabo estudios de intervención en los que se ha disminuido en el laboratorio el número de horas de sueño de voluntarios. Estos han demostrado que los niveles de hormonas asociados con el apetito y la saciedad (por ejemplo la grelina y la leptina) están relacionadas con el número de horas dormidas, así como los niveles de factores de inflamación (e.g. Proteina C reactiva e interleuquina 6) y la resistencia a la insulina. Lo cual apoya no solamente las observaciones epidemiológicas entre el sueño y la obesidad, sino también la relación con respecto a la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

Desde el punto de vista práctico, esto significa que a la hora de prevenir y tratar la obesidad no solamente debemos concentrarnos en lo más evidente, es decir, en la nutrición y la actividad física, sino que debemos empezar a incluir entre nuestros mensajes (tanto a nivel individual como a nivel social) la importancia del descanso nocturno.

De hecho, el éxito de las dietas para reducir peso queda mermado significativamente en aquéllos que no duermen el número de horas apropiado. Lo que nos lleva a la siguiente consideración: ¿Cuál es el número de horas que debemos dormir? Curiosamente, y como ha ocurrido tantas veces, el saber popular estaba en lo cierto, ya que el número de horas óptimo parece estar entre siete y ocho, con el riesgo de obesidad haciéndose especialmente manifiesto al bajar de seis horas.

Este conocimiento sugiere que en un futuro, cuando acudamos a un programa de pérdida de peso, la 'receta' será una dieta hipocalórica, un régimen de actividad física y una cura de sueño.

Sin embargo, es importante puntualizar que no hay que excederse ya que dormir demasiado (por encima de las 10 horas) supone el mismo riesgo de obesidad que el dormir menos de lo recomendado.

Por último, no olvidemos que nuestro objetivo principal es prevenir la enfermedad. Con esto en mente, nuestra lucha contra lo obesidad deberá incluir desde la niñez el concepto de dormir ocho horas diarias de manera regular, que es lo mismo que la tradición popular ha ido transmitiendo generación tras generación y cuya idoneidad hoy en día tiene finalmente una base científica demostrada.


José Mª Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (EEUU), profesor de Nutrición y Genética e investigador colaborador sénior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (Madrid).

 

La prevención de la obesidad empieza en el útero

José Mª Ordovás* | Madrid

Actualizado jueves 17/02/2011

Siguiendo con la serie sobre los 'siete pecados capitales de la obesidad', abordamos el papel que cumple la epigenética sobre nuestro riesgo de acumular kilos de más.

En el primero de los 'pecados capitales' de la obesidad, describíamos cómo podíamos adquirir el riesgo de obesidad a través de la herencia genética sobre la que no tenemos control alguno. En el segundo 'pecado' de la serie, abordaremos también otra situación que ocurre en periodos iniciales de nuestras vidas sobre los que poco podemos influir. Nos referimos a los periodos pre, peri y postnatales.

Sabemos que el ambiente (nutricional entre otros) en el que el embrión humano se desarrolla da lugar a cambios que perduran toda la vida tanto en nuestra morfología (apariencia) como en nuestro metabolismo, es decir en lo que técnicamente se conoce como nuestro fenotipo.

La relación entre la 'calidad' de nuestro ambiente intrauterino y el riesgo posterior de enfermedades cardiometabólicas fue popularizada por David Barker al final de la década de los 80 en el Reino Unido. En una serie de estudios epidemiológicos alrededor del mundo, este científico observó que aquellos niños nacidos tanto con bajo como con alto peso para su entorno expresaban décadas más tarde un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares debido a un aumento en sus factores de riesgo, entre los que se encuentran la obesidad.

Estas observaciones están en consonancia con la doctrina aristotélica de que "la virtud consiste en saber dar con el término medio entre dos extremos"; algo con lo que nos hemos encontrado, casi sin excepción, en el campo de la nutrición.

Por encima de la genética

La evidencia actual apunta a que la epigenética es el mecanismo molecular por el que el ambiente de la madre, en su sentido más amplio, puede aumentar el riesgo de obesidad del recién nacido décadas más tarde. Pero, ¿qué es la epigenética? El término viene, como tantos otros relacionados con la biomedicina, del griego y literalmente quiere decir 'por encima de la genética'. Se refiere a los procesos que inducen cambios en la expresión de nuestros genes sin alterar la secuencia de nuestro genoma. La epigenética es esencial para determinar cuándo y dónde se expresan nuestros genes y, por lo tanto, define nuestro fenotipo.

Una manera de simplificar este concepto sería pensar en el genoma de la manera que siempre se nos ha mostrado, es decir como una serie larguísima de letras juntas (ATCG) sin solución de continuidad y que, página tras página, contienen la clave de nuestro código genético.

La epigenética sería el escritor o el editor que, utilizando los elementos de la escritura (acentos, tildes, capitalización, espacios, comas, puntos, paréntesis, exclamaciones, etc.) da sentido y orden a estas letras para que puedan ser leídas e interpretadas correctamente en cada momento.

Todos sabemos que los significados de una frase pueden ser totalmente distintos en función de dónde coloquemos las letras y los signos de puntuación. Con la epigenética ocurre lo mismo: sin cambiar la secuencia del ADN se pueden añadir elementos (conocidos como metilación del ADN, modificación de histonas y microARNs) que pueden cambiar totalmente su expresión y, por lo tanto, su significado.

En resumen, la nutrición y el ambiente en general al que está expuesta la madre actúan como mensajeros para definir el epigenoma del feto con la intención de 'prepararlo' al ambiente que debe esperar tras su nacimiento. Por lo tanto, la prevención de la obesidad comienza con nuestra madre incluso antes de que veamos la luz del día. A este respecto, y desde el punto de vista preventivo, es importante resaltar que el tiempo es importante.

En este caso, la evidencia nos viene de los estudios que se están llevando a cabo en individuos que fueron expuestos durante su periodo fetal a la hambruna que tuvo lugar en Holanda en el invierno del 1944-45.

Aquellos individuos, cuyas madres fueron expuestas a la hambruna durante la concepción o durante el primer trimestre del embarazo, exhiben en el momento actual más obesidad y enfermedad cardiovascular que aquellos cuyas madres fueron expuestas a la hambruna durante el segundo o tercer trimestre.

De ahí la importancia de mantener buenos hábitos alimenticios en todo momento, y especialmente si se planea concebir y durante las primeras semanas del embarazo. Esto incluye también otros hábitos como el consumo de bebidas alcohólicas y el tabaquismo, sobre cuyos efectos en el epigenoma existe evidencia sólida.

Podría parecer que ponemos todo el peso del problema sobre la madre, pero, recientemente este concepto ha cambiado de forma sorprendente con la demostración de que la dieta del padre también influye sobre el riesgo de obesidad de su descendencia. Aunque los detalles están todavía por clarificar, los mecanismos epigenéticos también estarían implicados.

Algunos podrían pensar que, por lo que respecta a la obesidad y a otras enfermedades metabólicas, cuando nacemos está todo dicho y hecho y lo único que podemos hacer esperar a que se desarrollen los acontecimientos.

Sin embargo, al igual que ocurría con el componente genético de la obesidad, también podemos influir a lo largo de nuestra vida sobre el componente epigenético, ya que las modificaciones introducidas en nuestro epigenoma durante nuestra vida fetal son potencialmente reversibles con la adopción de hábitos saludables.

Esto viene a demostrarnos de nuevo que, en la controversia acerca de los orígenes genéticos o ambientales de la obesidad, la solución no está en los extremos, sino en su intersección. En nuestras manos está el prevenir no sólo nuestra propia obesidad, sino también la de nuestros descendientes.


Jose Mª Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (EEUU), profesor de Nutrición y Genética e investigador colaborador sénior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (Madrid).

EL " PECADO ORIGINAL " DE LA OBESIDAD Y EL SOBREPESO

José Mª Ordovás* | Madrid

Actualizado miércoles 09/02/2011

A través de una serie de artículos iremos repasando los siete 'pecados capitales' de la obesidad. El primero es sin duda, el 'pecado original'.

La obesidad se ha convertido en uno de los temas de salud más comentados en la prensa y más ávidamente investigados en el ámbito científico. Esto no es sorprendente teniendo en cuenta que está invadiéndonos con tal virulencia que ya se le considera una 'epidemia' -afecta a 205 millones hombres y 297 millones de mujeres-. Como tantas otras pandemias en la historia de la humanidad, no respeta fronteras ni desarrollo económico, por lo que ya ha recibido el apelativo de 'Globesidad'.

Las cifras más recientes aparecidas este mes en la revista 'The Lancet', muestran que entre 1980 y 2008, la media mundial del índice de masa corporal (IMC) ha aumentado por cada década en 0,4 kg/m2 en hombres y 0,5 kg/m2 en mujeres. El aumento más espectacular se da en Oceanía con países, como Nauru, que ya alcanzan como media nacional un IMC de 34,5, muy por encima del umbral de la obesidad (30,0 kg/m2). Durante la primera mitad del siglo pasado, esta área del mundo vivía una situación muy diferente, un dato muy relevante para entender el porqué del pecado original de la obesidad.

Ríos de tinta real o virtual han discutido extensamente las razones de la obesidad. De hecho, el mayor problema con que nos enfrentamos para su prevención y terapia es la complejidad de su etiología. A uno de los factores influyentes lo denominaremos como 'el pecado original' que, aunque no se remonte tanto en el tiempo como el bíblico, sí que nos precede a cada uno de nosotros como individuos y por lo tanto nada podemos hacer al respecto. Estamos hablando naturalmente del componente genético de la obesidad que depende de nuestros padres y abuelos y el resto de nuestro árbol familiar.

La investigación avanza

Que la obesidad es hereditaria (genética) ha sido evidente incluso antes de que supiéramos nada acerca de genes y de ADN. Solamente había que ejercer las dotes de observación y ver cómo esta se concentraba en familias.

Gracias a los avances en investigación genética, sabemos que uno de cada 20 casos de obesidad mórbida, tiene como causa una mutación específica de un gen y poco pueden estos sujetos hacer para contrarrestar ese determinismo genético. Sin embargo, para el 95% de los obesos mórbidos y para el grupo inmensamente más numerosos de individuos con sobrepeso y obesidad más 'normal', el papel de la genética es mucho más complicado.

En estos casos, a diferencia de lo que ocurre con la obesidad monogénica, el componente genético no es determinista, sino solamente permisivo. Esto supone que, en estos casos, la obesidad se manifiesta sólo en el caso de que se den otros factores desencadenantes del exceso de peso como son algunos de los otros 'pecados capitales' que iremos discutiendo en las próximas semanas y que son bien conocidos (por ejemplo, la ingesta calórica excesiva y el sedentarismo).

Estos nos viene a indicar que la mayor parte de nosotros no podemos simplemente encogernos de hombros, cruzarnos de brazos (tras tirar la toalla) y culpar a nuestros genes (o a nuestros ancestros) o a la sociedad.

Utilizando un paralelismo ya utilizado por otros en situaciones similares, las mutaciones genéticas relacionadas con la obesidad común son como una pistola cargada. Nada pasará con ella hasta que se apriete el gatillo. Es decir, si el individuo no añade a la ecuación los factores ambientales que conduzcan a la obesidad, nuestros genes no se expresaran, como bien queda demostrado por las tasas de obesidad mucho menores que existían en las generaciones anteriores a pesar de compartir los mismos genes (véase arriba el caso de Nauru). Es por lo tanto esa combinación, de mutaciones genéticas (presentes en nuestro genoma por decenas o cientos de generaciones) y de un medio ambiente obesogénico (aparecido en las últimas décadas) el que ha dado lugar a la epidemia de obesidad actual.

Uno se podría preguntar desde el punto de vista evolutivo por qué mantenemos en nuestros genomas tantas mutaciones asociadas con la obesidad. Lo normal sería que mutaciones con efectos negativos fueran disminuyendo en frecuencia de una generación a otra hasta desaparecer del linaje humano.

Hay dos respuestas a esta pregunta. La primera es que la mayor parte de las mutaciones no se han expresado hasta las últimas décadas y, por lo tanto, la selección no ha tenido tiempo de actuar. La segunda es que algunas de estas mutaciones fueron, paradójicamente, vitales para la supervivencia de la especia humano. Para entender esto hemos de distanciarnos del entorno actual en el que nos movemos y pensar que hace miles de años, e incluso más recientemente, los alimentos no eran ni tan abundantes, ni tan fáciles de conseguir (al menos en nuestro entorno). Por lo tanto, aquellos que tenían mutaciones que podemos calificar como 'ahorradoras', eran capaces de almacenar y retener mejor la energía (es decir la grasa en el tejido adiposo) y de esta manera afrontar los periodos de hambruna con mayores posibilidades de éxito.

Sin embargo, en el ambiente 'obesogénico' de hoy en día, estos sujetos se encuentran en desventaja dada su predisposición innata a la obesidad. Esto también explica en parte por qué algunos grupos étnicos (por ejemplo los indios americanos o los asiáticos, y sobre todo los habitantes de las islas del Pacífico) tienen un mayor de riesgo de obesidad hoy en día ya que tradicionalmente han sido culturas que han estado expuestas a hambrunas o a conseguir los alimentos con gran esfuerzo físico.

Así pues, como resumen de este nuestro primer 'pecado capital', podemos decir que la obesidad común en la población tiene un componente genético pero que son nuestros hábitos los que hacen que el potencial encerrado en nuestros genes se manifieste. La mala noticia es que no podemos enteramente 'culpar' a nuestros genes porque nosotros somos cómplices activos. La buena noticia es que la investigación más reciente ha demostrado repetidamente que podemos eliminar en su mayor parte la predisposición a la obesidad con un estilo de vida saludable y con esa 'penitencia' librarnos de las consecuencias de este nuestro 'pecado original'.


Jose Mª Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (EEUU), profesor de Nutrición y Genética e investigador colaborador sénior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (Madrid).

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