May 2010 Archives

 

Los 10 cánceres principales en las mujeres

Las pruebas de detección y la vacuna contra el VPH pueden ayudar a prevenir algunos de los tipos de cáncer más frecuentes en las mujeres.

Los 10 cánceres diagnosticados con más frecuencia en las mujeres de los Estados Unidos en el 2006 (año más reciente del que se tienen estadísticas) fueron cánceres de mama, de pulmón, de colon y recto, de útero y de tiroides; linfoma no hodgkiniano; melanomas cutáneos y cánceres de ovario, riñón y páncreas.

Cáncer de mama

El cáncer de mama es, por mucho, el cáncer diagnosticado con más frecuencia en las mujeres. En el 2006, 191,410 mujeres recibieron un diagnóstico de cáncer de mama y 40,820 murieron por esta enfermedad en los Estados Unidos. También en el 2006, el cáncer de mama fue diagnosticado en 120.4 de cada 100,000 mujeres blancas, seguido de 113.2 mujeres afroamericanas, 89.0 hispanas†, 80.3 asiáticas o de las islas del Pacífico y 61.0 indoamericanas o nativas de Alaska.

Las mamografías son la mejor manera de detectar el cáncer de mama de manera temprana, antes de que se pueda sentir con la palpación y cuando es más fácil de tratar.

Cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón es el cáncer que causa más muertes en las mujeres. En el 2006, 90,080 mujeres recibieron un diagnóstico de cáncer de pulmón y 69,356 murieron por esta enfermedad en los Estados Unidos. También en el 2006, se diagnosticó cáncer de pulmón en 56.7 de cada 100,000 mujeres blancas, seguido de 49.8 mujeres afroamericanas, 36.9 indoamericanas o nativas de Alaska, 27.2 asiáticas o de las islas del Pacífico y 25.5 hispanas†.

Lo más importante que usted puede hacer para prevenir el cáncer de pulmón es no empezar a fumar o si ya fuma, dejar de hacerlo. Para mayor información y recursos de ayuda para dejar de fumar, visite www.smokefree.govAclaraci?n sobre los enlaces a sitios web externos (en inglés).

Cáncer colorrectal (colon)

El cáncer colorrectal es el tercer cáncer más frecuente en las mujeres. Afecta a hombres y mujeres de todos los grupos raciales y étnicos, siendo más frecuente en personas de 50 años o más. En el 2006, 68,857 mujeres recibieron un diagnóstico de cáncer colorrectal y 26,395 murieron por esta enfermedad en los Estados Unidos. También en el 2006, el cáncer colorrectal fue diagnosticado en 49.2 de cada 100,000 mujeres afroamericanas, 39.9 mujeres blancas, 33.2 hispanas†, 31.7 asiáticas o de las islas del Pacífico y 26.7 indoamericanas o nativas de Alaska.

Las muertes por cáncer colorrectal podrían reducirse hasta en un 60% si todas las personas de 50 años o más se hicieran pruebas de detección regulares. Pregúntele a su médico sobre las pruebas de detección del cáncer colorrectal.

Cánceres ginecológicos

Los cánceres ginecológicos se originan en el cuello uterino, los ovarios, el útero, la vagina o, menos frecuentemente, en las trompas de Falopio. En el 2006, 76,515 mujeres recibieron diagnósticos de cánceres ginecológicos y 27,848 murieron por estas enfermedades en los Estados Unidos. También en el 2006, los cánceres ginecológicos se diagnosticaron en 48.3 de cada 100,000 mujeres blancas, seguido de 44.5 hispanas†, 43.4 mujeres afroamericanas, 33.5 asiáticas o de las islas del Pacífico y 31.9 indoamericanas o nativas de Alaska.

Las pruebas de Papanicolaou pueden encontrar células anómalas capaces de convertirse en cáncer de cuello uterino y también detectar cáncer de cuello uterino en forma temprana, cuando es muy alta la probabilidad de curación. La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), que puede ser administrada a niñas y mujeres de 9 a 26 años, protege contra los tipos de VPH que causan con mayor frecuencia cánceres de cuello uterino, de vagina y de vulva.

Fuente: U.S. Cancer Statistics Working Group. United States Cancer Statistics: 1999-2006 Incidence and Mortality Web-based Report. Atlanta (GA): Department of Health and Human Services, Centers for Disease Control and Prevention, and National Cancer Institute; 2010. Disponible en: http://www.cdc.gov/uscs.

‡ Tasas ajustadas por edad de la población estándar de los Estados Unidos en el año 2000 (19 grupos etarios - Censo P25-1130).
*2006 es el año más reciente del que se tienen estadísticas.
†El origen hispano no excluye a otras categorías

Los 10 cánceres diagnosticados con más frecuencia en las mujeres de los Estados Unidos en el 2006 (año más reciente del que se tienen estadísticas) fueron cánceres de mama, de pulmón, de colon y recto, de útero y de tiroides; linfoma no hodgkiniano; melanomas cutáneos y cánceres de ovario, riñón y páncreas.

Cáncer de mama

El cáncer de mama es, por mucho, el cáncer diagnosticado con más frecuencia en las mujeres. En el 2006, 191,410 mujeres recibieron un diagnóstico de cáncer de mama y 40,820 murieron por esta enfermedad en los Estados Unidos. También en el 2006, el cáncer de mama fue diagnosticado en 120.4 de cada 100,000 mujeres blancas, seguido de 113.2 mujeres afroamericanas, 89.0 hispanas†, 80.3 asiáticas o de las islas del Pacífico y 61.0 indoamericanas o nativas de Alaska.

Las mamografías son la mejor manera de detectar el cáncer de mama de manera temprana, antes de que se pueda sentir con la palpación y cuando es más fácil de tratar.

Cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón es el cáncer que causa más muertes en las mujeres. En el 2006, 90,080 mujeres recibieron un diagnóstico de cáncer de pulmón y 69,356 murieron por esta enfermedad en los Estados Unidos. También en el 2006, se diagnosticó cáncer de pulmón en 56.7 de cada 100,000 mujeres blancas, seguido de 49.8 mujeres afroamericanas, 36.9 indoamericanas o nativas de Alaska, 27.2 asiáticas o de las islas del Pacífico y 25.5 hispanas†.

Lo más importante que usted puede hacer para prevenir el cáncer de pulmón es no empezar a fumar o si ya fuma, dejar de hacerlo. Para mayor información y recursos de ayuda para dejar de fumar, visite www.smokefree.govAclaraci?n sobre los enlaces a sitios web externos (en inglés).

Cáncer colorrectal (colon)

El cáncer colorrectal es el tercer cáncer más frecuente en las mujeres. Afecta a hombres y mujeres de todos los grupos raciales y étnicos, siendo más frecuente en personas de 50 años o más. En el 2006, 68,857 mujeres recibieron un diagnóstico de cáncer colorrectal y 26,395 murieron por esta enfermedad en los Estados Unidos. También en el 2006, el cáncer colorrectal fue diagnosticado en 49.2 de cada 100,000 mujeres afroamericanas, 39.9 mujeres blancas, 33.2 hispanas†, 31.7 asiáticas o de las islas del Pacífico y 26.7 indoamericanas o nativas de Alaska.

Las muertes por cáncer colorrectal podrían reducirse hasta en un 60% si todas las personas de 50 años o más se hicieran pruebas de detección regulares. Pregúntele a su médico sobre las pruebas de detección del cáncer colorrectal.

Cánceres ginecológicos

Los cánceres ginecológicos se originan en el cuello uterino, los ovarios, el útero, la vagina o, menos frecuentemente, en las trompas de Falopio. En el 2006, 76,515 mujeres recibieron diagnósticos de cánceres ginecológicos y 27,848 murieron por estas enfermedades en los Estados Unidos. También en el 2006, los cánceres ginecológicos se diagnosticaron en 48.3 de cada 100,000 mujeres blancas, seguido de 44.5 hispanas†, 43.4 mujeres afroamericanas, 33.5 asiáticas o de las islas del Pacífico y 31.9 indoamericanas o nativas de Alaska.

Las pruebas de Papanicolaou pueden encontrar células anómalas capaces de convertirse en cáncer de cuello uterino y también detectar cáncer de cuello uterino en forma temprana, cuando es muy alta la probabilidad de curación. La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), que puede ser administrada a niñas y mujeres de 9 a 26 años, protege contra los tipos de VPH que causan con mayor frecuencia cánceres de cuello uterino, de vagina y de vulva.

Fuente: U.S. Cancer Statistics Working Group. United States Cancer Statistics: 1999-2006 Incidence and Mortality Web-based Report. Atlanta (GA): Department of Health and Human Services, Centers for Disease Control and Prevention, and National Cancer Institute; 2010. Disponible en: http://www.cdc.gov/uscs.

‡ Tasas ajustadas por edad de la población estándar de los Estados Unidos en el año 2000 (19 grupos etarios - Censo P25-1130).
*2006 es el año más reciente del que se tienen estadísticas.
†El origen hispano no excluye a otras categorías

El molesto chalazión en los párpados de los niños

Es una de las afecciones adquiridas mas frecuente en los parpados de los niños.

 


¿Y que es el chalazión?
El chalazión es producido por la obstrucción de una de las glándulas de Meibomio y se presenta alrededor de la misma con una formación de tejido. Suele ser secundaria a una infección de la glándula (orzuelo), pero con la diferencia de que no existe infección, sino una reacción de cuerpo extraño al material sebáceo que no puede salir por la obstrucción del conducto de drenaje. Es una masa de poco tamaño ubicada en el párpado y producida por el bloqueo de una pequeña glándula sebácea del mismo.


¿Cómo se presenta?
Se manifiesta como una masa inflamada en el margen del párpado, un poco más arriba, puede haber inflamación importante e hinchazón del párpado y la zona alrededor del párpado y que pudiera confundirse con una celulitis causada por infección.

 


Síntomas
Inflamación dolorosa en el párpado
Sensibilidad en el párpado
Sensibilidad a la luz
Incremento de las lágrimas


Signos y exámenes El examen del párpado confirma el diagnóstico.


Causas, incidencia y factores de riesgo
El chalazión se desarrolla dentro de las glándulas de Meibomio, las cuales son glándulas sebáceas que producen aceites para la formación de la película superficial de las lágrimas que lubrican los ojos. El párpado tiene aproximadamente 100 de estas glándulas, localizadas cerca a las pestañas.
La condición es causada por la obstrucción de uno de los conductos que drenan estas glándulas y comienza con inflamación y sensibilidad difusas que progresan hacia una inflamación localizada de tipo quística. La mayoría de los chalaziones desaparecen sin tratamiento al cabo de unos meses.


¿Que puede ocurrir?
El chalazión puede resolverse en forma espontánea si el conducto de la glándula se destapa. En estos casos se indica aplicar compresa tibias que ayudan a que se reblandezca el tapón de grasa, se destape el conducto y se favorezca el drenaje de la glándula tapada. Las compresas deben aplicarse 4 ó 5 veces al día dejándolas entre 10 y 15 minutos.. Este tratamiento conservador se debe tratar durante un mes, al cabo del cual, si no hubo respuesta, se debe practicar una incisión y curetaje, mismo que realiza el oftalmólogo.
En algunos casos se aplican inyecciones de cortisona en la lesión con lo que puede resolverse la chalazión; sin embargo, ésta podría ocasionar despigmentación de la piel en los niños de piel oscura. La lesión empieza a desaparecer entre una y dos semanas después de la inyección. En pacientes que tienen chalazión, grande, múltiples o recurrente, se han obtenido buenos resultados combinando la incisión, curetaje y aplicación de cortisona.

 
Tratamiento El chalazión se puede tratar mediante la aplicación de compresas calientes durante 10 a 15 minutos por lo menos 4 veces al día, lo cual puede disolver los aceites endurecidos que obstruyen el conducto y promover su drenaje y la cicatrización.
El chalazión tiende a desaparecer sin tratamiento al cabo de un mes más o menos. Si continúa creciendo, puede ser necesaria la extirpación quirúrgica con anestesia local, la cual se realiza desde la parte inferior del párpado para evitar la cicatriz en la piel. Se administran gotas oculares con antibiótico durante varios días antes y después de la extirpación del quiste, aunque en realidad tienen éstas muy poco valor en el tratamiento del chalazión.

 

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Expectativas (pronóstico) El chalazión suele curarse solo y se espera que los resultados después de un tratamiento sean excelentes.

 
Complicaciones Un chalazión grande puede causar astigmatismo debido a la presión que ejerce sobre la córnea, pero esta condición desaparece con la resolución del chalazión.


Situaciones que requieren asistencia
Se deben aplicar compresas calientes y buscar asistencia médica si la inflamación aumenta o persiste por más de un mes, si las protuberancias del párpado continúan creciendo a pesar del tratamiento o si éstas se asocian con un área de pérdida de las pestañas.

 
Prevención Una limpieza adecuada del párpado en aquellas personas propensas a los chalaziones puede prevenir su reaparición. Asimismo, la limpieza del área de la pestaña con champú para bebés ayuda a reducir la obstrucción de los conductos.

El mejor tratamiento para curar los orzuelos

 

 

Comunes pero molestas, estas protuberancias al borde de los párpados suele doler y afear los ojos. Aquí le decimos por qué se producen y cómo curarlos

Muchas veces, al mirarnos al espejo, vemos una inflamación del párpado, que no sabemos a qué atribuir. Sólo se trata de un orzuelo, un quiste sebáceo agudo que puede aparecer esporádicamente en nuestros ojos.


¿Quiere saber por qué se forman? 

En el párpado, tenemos tres tipos de glándulas sebáceas que son las que producen el líquido o la grasa de los ojos. Anatómicamente, suelen desarrollarse en las glándulas de Zeiss o de Moll, o bíen se producen en la glándula de Meibomio.
 

 

Las glándulas de Meibomio (las m importante ) es la que segrega la capa grasa de la lágrima, que impide su evaporación y la sequedad ocular.

La misma desemboca en la base de las pestañas (donde las mujeres se colocan el delineador). Y es allí, justamente, donde suelen alojarse ciertos gérmenes de la piel -estafilococos- que forman un tapón, por lo que la glándula se tapa y se hincha: así se forma el orzuelo.

Según los oftalmólogos, existen orzuelos externos (cuando el orificio de drenaje del mismo da hacia afuera del párpado) o internos (si el mismo se produce hacia adentro del ojo). Anatómicamente, los primeros suelen desarrollarse en las glándulas de Zeiss o de Moll, mientras que los segundos se producen en la glándula de Meibomio. Al haber veinticinco glándulas de Meibomio por párpado (cien entre los dos ojos), Podemos decir que existen grandes probabilidades de que los orzuelos tengan un origen interno.


Por qué aparecen
La causa de la aparición de los orzuelos suele deberse a una debilidad orgánica que produce un descenso de las defensas, lo cual repercute inmediatamente en una proliferación de los gérmenes que tapan las glándulas oculares. Así, se produce la blefaritis, una inflamación de las glándulas locales, que es la que genera la formación de orzuelos.

 


Las debilidades que generan las llamadas congestiones palpebrales (de los párpados) pueden tener un origen general (anemia, gripe o estrés) o bien producirse por motivos locales del ojo (miopía, hipermetropía o astigmatismo sin un debido control).
Los orzuelos pueden aparecer en cualquier época de la vida. Sin embargo, tienen reacciones y causas especiales de acuerdo a la edad en que surjan.

* En los chicos suelen desencadenarse por un mal control de enfermedades de la visión (miopía, astigmatismo, etc).

* En adultos suelen aparecer por no utilizar los lentes cuando es debido o en los primeros estadios de la presbicia, al intentar esforzar la visión en demasía.


Los principales síntomas
En este campo, también podemos hablar de notorias diferencias entre los chicos y los mayores, ya que en los niños el orzuelo suele aparecer como un pequeño y aislado grano rojo en el párpado que al presionar, causa dolor (en ciertas partes del ojo, y no en todo el párpado), y está acompañado de secreción, molestias y lagrimeo. En los niños, los síntomas son mucho más extendidos que en los adultos, ya que el orzuelo suele asociarse con una reacción de tipo alérgica que genera una gran inflamación en todo el ojo. Así, en los niños se ve el ojo inflamado como si hubiesen recibido un golpe, mientras en los adultos la reacción más común suele ser un pequeño bulto que aparece en el párpado superior o inferior, que puede o no tener boca u orificio de drenaje y que también se caracteriza por dolor junto a una pequeña hinchazón.


¿Y el anillo de oro?
Al ver una inflamación, lo primero que muchos hacen es colocar hielo para que la hinchazón ceda. Pero éste es un gran error, ya que la base de todo tratamiento contra los orzuelos debe ser el calor. El mismo hace que el orzuelo madure, se abra y la grasa que tiene adentro salga espontáneamente. El procedimiento es sumamente sencillo y no posee complicaciones colaterales.

Pese a lo que muchos suponen, al abrir el orzuelo no suele salir pus ni se infecta más el ojo, ya que lo que predomina en la su constitución es la grasa y no los gérmenes infectantes.

La pregunta que muchos hacen a sus oculistas es si puede usarse un anillo para tratar un orzuelo. La respuesta es afirmativa, ya que cualquier elemento que provoque calor es útil en este sentido. Además, si consideramos que tradicionalmente las sales de oro fueron usadas como antiinflamatorias, entenderemos el motivo de la creencia popular de que un anillo de oro es lo mejor para curar un orzuelo. Pese a esto, se afirma que "si bien el tratamiento del anillo es lógico desde su concepción, lo ideal es colocar un hisopo o un paño con agua a alta temperatura (lo más caliente que tolere el paciente) en la zona del párpado durante cinco minutos, dos o tres veces por día hasta que el orzuelo drene y desaparezca". Esto, al lograr más asepsia, resulta más efectivo que el anillo.
 

 

En el caso que el orzuelo no drene en tres semanas, será necesaria la consulta a un oftalmólogo que indicará un antiinflamatorio local. A partir de este tratamiento, el orzuelo comenzará a achicarse hasta quedar reducido a un pequeño punto. Así, dejará de molestar tanto desde el punto de vista orgánico como estético.

Ahora, si a pesar de haber emprendido los dos tratamientos, el pequeño gránulo persiste, se podrá practicar una simple intervención para eliminarlo. En realidad, desde el punto de vista clínico no hay indicaciones puntuales para extraerlos. No obstante, si el paciente así lo desea, el pequeño bulto puede extirparse en una operación menor que se realiza en el consultorio del oftalmólogo y consiste en la práctica de un pequeño drenaje con un raspado de la grasa residual, anestesia local mediante. Según los mismos oftalmólogos, en los niños no se justifica la operación, pues la misma debería hacerse con una anestesia general. En estos casos, lo mejor es esperar hasta que el chalazión se reabsorba.


Por otra parte, podemos hablar de un tratamiento preventivo contra los orzuelos. El secreto radica, entonces, en suprimir las causas que derivan en un chalazión, controlando los motivos generales (anemia, diabetes, trastornos hormonales y tiroideos, entre otros) y locales (problemas de refracción -astigmatismo e hipermetropía-, presbicia, alergias, inflamaciones oculares crónicas, etc.).


Algunos signos para tener en cuenta
Por lo general, la aparición del orzuelo no debe motivar la consulta inmediata a un especialista. 
Por ello, y para detectar tempranamente la enfermedad (lo que mejora ostensiblemente las perspectivas de curación), lo ideal será consultar a un especialista si se observa que el orzuelo se repite tres o cuatro veces cada seis meses, por ejemplo. 

¿Qué es la sífilis?

La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) causada por la bacteria Treponema pallidum. A menudo se le ha llamado "la gran imitadora" porque muchos de sus signos y síntomas no se distinguen fácilmente de otras enfermedades.

¿Qué tan frecuente es la sífilis?

En los Estados Unidos, las autoridades de salud registraron más de 36,000 casos de sífilis en el 2006, de los cuales 9,756 eran de sífilis primaria y secundaria. Asimismo, la mitad de todos los casos de sífilis primaria y secundaria en el 2006 se reportaron en 20 condados y 2 ciudades, y en su mayoría correspondían a personas de 20 a 39 años de edad. La incidencia más alta de sífilis primaria y secundaria se registró en mujeres de 20 a 24 años de edad y en hombres de 35 a 39 años. Los casos de sífilis congénita reportados en recién nacidos aumentaron de 339 casos nuevos en el 2005 a 349 en el 2006.

Entre el 2005 y el 2006, el número de casos reportados de sífilis primaria y secundaria aumentó en un 11.8%. Entre el 2000 y el 2006 las tasas de sífilis primaria y secundaria en hombres se incrementaron anualmente de 2.6 a 5.7, mientras que en las mujeres esto mismo ocurrió entre el 2004 y el 2006. En el 2006, el 64% de los casos reportados de sífilis primaria y secundaria correspondieron a hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH).

¿Cómo se contrae la sífilis?

La sífilis se pasa de una persona a otra a través del contacto directo con una úlcera sifilítica. Las úlceras aparecen principalmente en los genitales externos, la vagina, el ano o el recto. También pueden salir en los labios y en la boca. La transmisión de la bacteria ocurre durante las relaciones sexuales vaginales, anales u orales. Las mujeres embarazadas que tienen esta enfermedad pueden pasársela a los bebés que llevan en el vientre. La sífilis no se propaga por el contacto con los inodoros, las manijas de las puertas, las piscinas, las bañeras normales o de hidromasaje, ni por compartir ropa o cubiertos.

¿Cuáles son los signos y síntomas?

Muchas personas que tienen sífilis no presentan síntomas durante años, pero aun así enfrentan el riesgo de tener complicaciones en la fase avanzada si no se tratan la enfermedad. Las personas que están en la fase primaria o secundaria de la enfermedad transmiten la infección aunque muchas veces las úlceras sifilíticas no se puedan reconocer. Por lo tanto, las personas que no saben que están infectadas pueden contagiar la enfermedad.

Fase primaria: La fase primaria de la sífilis suele estar marcada por la aparición de una sola úlcera (llamada chancro), pero puede que haya muchas. El tiempo que transcurre entre la infección por sífilis y la aparición del primer síntoma puede variar de 10 a 90 días (con un promedio de 21 días). Por lo general, el chancro es firme, redondo, pequeño e indoloro. Aparece en el sitio por donde la sífilis entró al organismo. El chancro dura de 3 a 6 semanas y desaparece sin ser tratado. Sin embargo, si no se administra el tratamiento adecuado la infección avanza a la fase secundaria.

Fase secundaria: La fase secundaria se caracteriza por erupciones en la piel y lesiones en las membranas mucosas. Esta fase suele comenzar con la aparición de una erupción de la piel en una o más áreas del cuerpo, que por lo general no produce picazón. Las erupciones de la piel asociadas a la sífilis secundaria pueden aparecer cuando el chancro se está curando o varias semanas después de que se haya curado. La erupción característica de la sífilis secundaria puede tomar el aspecto de puntos rugosos, de color rojo o marrón rojizo, tanto en la palma de las manos como en la planta de los pies. Sin embargo, en otras partes del cuerpo también pueden aparecer erupciones de aspecto distinto, o que son similares a las causadas por otras enfermedades. Algunas veces, las erupciones asociadas a la sífilis secundaria son tan leves que pasan desapercibidas. Además, puede que se presenten otros síntomas durante la fase secundaria de la sífilis, como fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor de garganta, caída del cabello en algunas áreas, dolor de cabeza, pérdida de peso, dolores musculares y fatiga. Los signos y síntomas de la sífilis secundaria desaparecen aun si no son tratados, pero si no se administra tratamiento la infección progresará a la fase latente y posiblemente hasta la última fase de la enfermedad.

Fases latente y terciaria: La fase latente (oculta) de la sífilis comienza con la desaparición de los síntomas de las fases primaria y secundaria. Sin tratamiento, la persona infectada seguirá teniendo sífilis aun cuando no presente signos o síntomas ya que la infección permanece en el cuerpo. Esta fase latente puede durar años. En el 15% de las personas que no reciben tratamiento para la sífilis, la enfermedad puede avanzar hasta las fases latente y terciaria, que pueden aparecer de 10 a 20 años después de haberse adquirido la infección. En esta fase avanzada la sífilis puede afectar posteriormente órganos internos como el cerebro, los nervios, los ojos, el corazón, los vasos sanguíneos, el hígado, los huesos y las articulaciones. Los signos y síntomas de la fase terciaria de la sífilis incluyen dificultad para coordinar los movimientos musculares, parálisis, entumecimiento, ceguera gradual y demencia. El daño puede ser grave y causar la muerte.

¿Qué efectos tiene la sífilis en la mujer embarazada y en su bebé?

La bacteria de la sífilis puede infectar al bebé durante el embarazo. Dependiendo de cuánto tiempo una mujer embarazada ha estado infectada, puede enfrentar un alto riesgo de tener un bebé que nazca muerto o de dar a luz un bebé que muere poco después de haber nacido. Un bebé infectado puede que nazca sin los signos y síntomas de la enfermedad. Sin embargo, si no es sometido a tratamiento de inmediato, el bebé puede presentar serios problemas al cabo de unas cuantas semanas. Si estos bebés no reciben tratamiento, pueden sufrir de retraso en el desarrollo, convulsiones o morir.

¿Cómo se diagnostica la sífilis?

Algunos médicos pueden diagnosticar la sífilis mediante el análisis de una muestra líquida del chancro (la úlcera infecciosa) en un microscopio especial llamado microscopio de campo oscuro. Si las bacterias de la sífilis están presentes en la úlcera, se observarán en el microscopio.

Otra manera de determinar si una persona tiene sífilis es mediante un análisis de sangre. Poco después de que una persona se infecta comienza a producir anticuerpos contra la sífilis que pueden ser detectados mediante una prueba de sangre segura, precisa y económica. El cuerpo presentará niveles bajos de anticuerpos en la sangre durante meses o incluso años después de que se haya completado el tratamiento de la enfermedad. Dado que la sífilis no tratada en una mujer embarazada puede infectar y posiblemente provocar la muerte de su bebé, toda mujer embarazada debe hacerse un análisis de sangre para detectar la sífilis.

¿Cómo se relaciona la sífilis con el VIH?

Las úlceras genitales (chancros) producidas por la sífilis hacen que sea más fácil contraer la infección por el VIH y transmitirla por vía sexual. Se calcula que el riesgo de contraer la infección por el VIH es 2 a 5 veces mayor cuando la persona expuesta al virus tiene sífilis.

Las ETS ulcerosas que producen llagas, úlceras o rupturas de la piel o de las membranas mucosas, tales como la sífilis, rompen las barreras que protegen contra las infecciones. Las úlceras genitales producidas por la sífilis pueden sangrar fácilmente y cuando entran en contacto con la mucosa bucal o rectal durante la relación sexual aumentan las probabilidades de infección y la susceptibilidad al VIH. El tener otras ETS también puede ser un factor importante para predecir una posible infección por el VIH, ya que las ETS son un marcador de las conductas asociadas a la transmisión del VIH.

¿Cuál es el tratamiento de la sífilis?

La sífilis es fácil de curar en sus fases iniciales. Si una persona ha tenido sífilis durante menos de un año, la enfermedad se curará con una sola inyección intramuscular de penicilina, que es un antibiótico, y si ha tenido sífilis por más de un año, necesitará dosis adicionales. Existen otros antibióticos para tratar la sífilis en personas que son alérgicas a la penicilina. La sífilis no puede curarse con remedios caseros ni con medicinas que se venden sin receta médica. El tratamiento matará la bacteria que causa la sífilis y evitará futuras lesiones, pero no remediará las lesiones ya ocasionadas.

Ya que existe un tratamiento eficaz contra la sífilis, es importante que periódicamente las personas se hagan las pruebas de detección de esta enfermedad si practican conductas sexuales que las ponen a riesgo de contraer ETS.

Las personas que estén tratándose contra la sífilis deben abstenerse de tener contactos sexuales con parejas nuevas hasta que las úlceras sifilíticas se hayan curado por completo. Las personas que tienen sífilis deben avisar inmediatamente a sus parejas para que se sometan a pruebas y reciban tratamiento si es necesario.

¿La sífilis es recurrente?

El hecho de que una persona haya tenido sífilis una vez no la protege de tenerla de nuevo. Una persona puede seguir siendo susceptible a la reinfección aun cuando se haya curado con el tratamiento. Solamente las pruebas de laboratorio pueden confirmar si una persona tiene sífilis. Dado que las úlceras sifilíticas pueden estar ocultas en la vagina, el recto o la boca, puede ser que una persona no se entere de que su pareja sexual tiene sífilis. El médico le ayudará a determinar si es necesario hacer nuevas pruebas de detección de la sífilis después de que haya concluido el tratamiento.

¿Cómo puede prevenirse la sífilis?

La manera más segura de evitar contraer enfermedades de transmisión sexual, incluida la sífilis, es abstenerse del contacto sexual o tener una relación estable y mutuamente monógama con una pareja que se haya hecho las pruebas y que se sabe que no tiene ninguna infección.

Abstenerse de consumir alcohol y drogas puede también ayudar a evitar la transmisión de la sífilis, ya que estas actividades pueden llevar a una conducta sexual peligrosa. Es importante que las parejas sexuales hablen entre ellas sobre si tienen el VIH o si en el pasado han tenido otras ETS, de manera que puedan tomar acciones preventivas.

Las enfermedades genitales ulcerosas, como la sífilis, pueden aparecer tanto en las áreas genitales masculinas como las femeninas que hayan estado cubiertas o protegidas con un condón de látex, así como en áreas que no estuvieron cubiertas durante la relación sexual. El uso correcto y habitual de los condones de látex puede reducir el riesgo de contraer sífilis, herpes genitales y chancros, solamente si el área infectada o el área de posible contacto está cubierta.

Los condones lubricados con espermicidas (especialmente el Nonoxynol-9 o N-9) no son más eficaces para prevenir la transmisión de las ETS que los otros condones lubricados. El uso de condones lubricados con N-9 no se recomienda para prevenir la infección de las ETS o del VIH. La transmisión de una ETS, incluida la sífilis, no puede prevenirse con lavarse los genitales, orinar o darse una ducha vaginal después de la relación sexual. Cualquier secreción, úlcera o irritación anormal, en particular en el área de la ingle, debe considerarse como una señal para dejar de tener relaciones sexuales y consultar al médico de inmediato

¿Qué es?

La diabetes es una enfermedad crónica que aparece debido a que el páncreas no fabrica la cantidad de insulina que el cuerpo humano necesita, o bien la fabrica de una calidad inferior. La insulina, una hormona producida por el páncreas, es la principal sustancia responsable del mantenimiento de los valores adecuados de azúcar en sangre. Permite que la glucosa sea transportada al interior de las células, de modo que éstas produzcan energía o almacenen la glucosa hasta que su utilización sea necesaria. Cuando falla, origina un aumento excesivo del azúcar que contiene la sangre (hiperglucemia). De hecho, el nombre científico de la enfermedad es diabetes mellitus, que significa "miel".

 

 

Causas

La diabetes afecta al 6% de la población. Las posibilidades de contraerla aumentan a medida que una persona se hace mayor, de modo que por encima de los setenta años la padece alrededor del 15% de las personas. Es esencial educar a los pacientes para que controlen su diabetes de forma adecuada, ya que puede acarrear otras enfermedades tanto o más importantes que la propia diabetes: enfermedades cardiovasculares, neurológicas, retinopatía (afección ocular que puede conducir a la ceguera) o nefropatía (enfermedad del riñón). El momento de aparición de la enfermedad, así como las causas y síntomas que presentan los pacientes, dependen del tipo de diabetes de que se trate.

  • Diabetes tipo 1. Las edades más frecuentes en las que aparece son la infancia, la adolescencia y los primeros años de la vida adulta. Acostumbra a presentarse de forma brusca, y muchas veces independientemente de que existan antecedentes familiares. Se debe a la destrucción progresiva de las células del páncreas, que son las que producen insulina. Ésta tiene que administrarse artificialmente desde el principio de la enfermedad. Sus síntomas particulares son el aumento de la necesidad de beber y de la cantidad de orina, la sensación de cansancio y la pérdida de peso.
  • Diabetes tipo 2. Se presenta generalmente en edades más avanzadas y es unas diez veces mas frecuente que la anterior. Por regla general, se da la circunstancia de que también la sufren o la han sufrido otras personas de la familia. Se origina debido a una producción de insulina escasa, junto con el aprovechamiento insuficiente de dicha sustancia por parte de la célula. Según qué defecto de los dos predomine, al paciente se le habrá de tratar con pastillas antidiabéticas o con insulina (o con una combinación de ambas). No acostumbra a presentar ningún tipo de molestia ni síntoma específico, por lo que puede pasar desapercibida para la persona afectada durante mucho tiempo.
  • Diabetes gestacional. Se considera una diabetes ocasional. Se puede controlar igual que los otros tipos de diabetes. Durante el embarazo la insulina aumenta para incrementar las reservas de energía. A veces, este aumento no se produce y puede originar una diabetes por embarazo. Tampoco tiene síntomas y la detección se realiza casi siempre tras el análisis rutinario a que se someten todas las embarazadas a partir de las 24 semanas de gestación.

Síntomas de Diabetes

Entre los principales síntomas de la diabetes se incluyen:

  • Frecuencia en orinar (fenómeno de la "cama mojada" en los niños).
  • Hambre inusual.
  • Sed excesiva.
  • Debilidad y cansancio.
  • Pérdida de peso.
  • Irritabilidad y cambios de ánimo.
  • Sensación de malestar en el estómago y vómitos.
  • Infecciones frecuentes.
  • Vista nublada.
  • Cortaduras y rasguños que no se curan, o que se curan muy lentamente.
  • Picazón o entumecimiento en las manos o los pies.
  • Infecciones recurrentes en la piel, la encía o la vejiga.
  • Además se encuentran elevados niveles de azúcar en la sangre y en la orina

Prevención

Para la diabetes tipo 1 no existe ningún método eficaz por el momento. En cambio, está comprobado que la de tipo 2, que es la que aparece con más frecuencia, al estar relacionada con la obesidad se puede tratar de evitar en gran medida adoptando unos hábitos de vida saludables:

  • Evitando el sobrepeso y la obesidad.
  • Realizando ejercicio físico de forma regular. - Abandonando el tabaco y las bebidas alcohólicas.
  • Siguiendo una dieta alimentaria sana. Para prevenir las hipoglucemias, los diabéticos deben tener en cuenta lo siguiente:
  • Ajustar las dosis de los medicamentos a sus necesidades reales.
  • Mantener un horario de comidas regular en la medida de lo posible;
  • Tomar cantidades moderadas de hidratos de carbono antes de realizar ejercicios extraordinarios;
  • Llevar siempre azúcar consigo. En cuanto aparezcan los primeros signos de hipoglucemia, hay que tomar azúcar (2 o 3 terrones), galletas (de 3 a 5 unidades) o beber un vaso (150 ml) de alguna bebida que contenga hidratos de carbono de absorción rápida (zumos de frutas, cola, etc.). Los síntomas suelen pasar en 5 o 10 minutos. Si la hipoglucemia es grave o la persona pierde la conciencia, es necesario inyectarle una ampolla de glucagón por vía subcutánea (igual que la insulina) o intramuscular (en la nalga). El glucagón moviliza las reservas de glucosa del organismo y hace efecto en unos 10 minutos. Si no hay recuperación, el afectado debe recibir asistencia médica inmediata.

Tipos de Diabetes

Diabetes Mellitus tipo 1 mediada por procesos autoinmunes:

  • Está causada por la destrucción autoinmune de las células del páncreas.
  • Representa la mayoría de los casos de diabetes mellitus tipo 1.
  • Lo normal es que aparezca en niños o adultos jóvenes, pero también puede darse en otras edades.
  • Suele comenzar de forma brusca.
  • Los factores de riesgo no están bien definidos, pero se sabe que están implicados en su aparición factores genéticos, autoinmunes y ambientales.
  • Habitualmente el peso es normal o por debajo de lo normal, aunque la presencia de obesidad no es incompatible con el diagnóstico.
  • Los pacientes son propensos a sufrir otras alteraciones del sistema inmunitario.

Diabetes Mellitus tipo 1 idiopática:

  • Se desconoce la causa que la provoca. Sólo pertenece a esta categoría una minoría de pacientes con diabetes tipo 1, la mayoría de origen africano y asiático.
  • Existe un importante factor hereditario y no se dan alteraciones del sistema inmunitario.
  • En los pacientes, la necesidad de insulina puede aparecer y desaparecer.

Diabetes Mellitus tipo 2:

  • Aunque puede aparecer a cualquier edad, es habitual que comience en la edad adulta, después de los 40 años.
  • Se caracteriza por la resistencia a la insulina y usualmente se asocia a un déficit relativo de producción de esta sustancia por el páncreas.
  • La obesidad está presente en el 80 por ciento de los pacientes.
  • El riesgo de desarrollar esta forma de diabetes aumenta con la edad, el peso y la falta de actividad física. Es más frecuente en mujeres con antecedentes de diabetes gestacional y en individuos con hipertensión o trastornos en el metabolismo de la grasas.
  • Representa el 90-95 por ciento del total de casos de diabetes mellitus.
  • Los pacientes no precisan insulina, aunque pueden requerirla para conseguir controlar el nivel de glucosa.
  • Está frecuentemente asociada con una fuerte predisposición genética, aunque este factor es complejo y no está claramente definido.

Diabetes gestacional:

  • Comienza o se diagnostica por vez primera durante el embarazo.
  • Aparece en entre un 2 y un 5 por ciento de los procesos de gestación.
  • Habitualmente, la paciente recobra el estado de normalidad tras el parto.
  • Las mujeres con diabetes gestacional tienen, a corto, medio o largo plazo, mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
  • Los factores de riesgo para la diabetes gestacional son la obesidad y los antecedentes familiares.

Otros tipos de diabetes:

Existen otros tipos de diabetes originados por un mal funcionamiento de las células del páncreas o de la insulina que éstas fabrican, por problemas de metabolismo, etc. Muchas veces estas disfunciones están causadas por defectos genéticos, drogas, infecciones u otras enfermedades.

 

Diagnósticos

Se establece el diagnóstico de diabetes cuando una persona tiene valores anormalmente elevados de azúcar en la sangre. A menudo se controlan los valores de azúcar en la sangre durante un examen anual de rutina o durante una exploración clínica que se realiza antes de la incorporación a un nuevo empleo o de la práctica de un deporte. También pueden realizarse análisis para determinar la posible causa de síntomas como aumento de la sed, la micción o el hambre, o si existen factores de riesgo característicos como antecedentes familiares de diabetes, obesidad, infecciones frecuentes o cualquier otra complicación asociada con la diabetes.

Para medir la concentración de azúcar en la sangre se obtiene una muestra de sangre del paciente, quien deberá estar en ayunas por lo menos 8 horas antes de la prueba, pudiéndose también obtener después de comer. Es normal cierto grado de elevación de los valores de azúcar en la sangre después de comer, pero incluso entonces los valores no deberían ser muy elevados. En las personas mayores de 65 años es mejor realizar la prueba en ayunas, dado que los ancianos tienen un mayor incremento de las concentraciones de azúcar en la sangre después de comer.

Hay otra clase de análisis de sangre, llamado prueba de tolerancia oral a la glucosa, que se realiza en ciertos casos, como cuando se sospecha que una mujer embarazada tiene diabetes gestacional. En esta prueba se obtiene una muestra de sangre en ayunas para medir el valor de azúcar y se suministra a la paciente una solución especial para beber, la cual contiene una cantidad estándar de glucosa. Durante las 2 o 3 horas siguientes se obtienen varias muestras de sangre.

Tratamientos

El tratamiento de la diabetes mellitus se basa en tres pilares: dieta, ejercicio físico y medicación. Tiene como objetivo mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad para minimizar el riesgo de complicaciones asociadas a la enfermedad. En muchos pacientes con diabetes tipo II no sería necesaria la medicación si se controlase el exceso de peso y se llevase a cabo un programa de ejercicio físico regularmente. Sin embargo, es necesario con frecuencia una terapia sustitutiva con insulina o la toma de fármacos hipoglucemiantes por vía oral.

  • Fármacos hipoglucemiantes orales. Se prescriben a personas con diabetes tipo II que no consiguen descender la concentración de azúcar en sangre a través de la dieta y la actividad física, pero no son eficaces en personas con diabetes tipo I.
  • Tratamiento con insulina. En pacientes con diabetes tipo I es necesario la administración exógena de insulina ya que el páncreas es incapaz de producir esta hormona. También es requerida en diabetes tipo II si la dieta, el ejercicio y la medicación oral no consiguen controlar los niveles de glucosa en sangre. La insulina se administra a través de inyecciones en la grasa existente debajo de la piel del brazo, ya que si se tomase por vía oral sería destruida en aparato digestivo antes de pasar al flujo sanguíneo. Las necesidades de insulina varían en función de los alimentos que se ingieren y de la actividad física que se realiza. Las personas que siguen una dieta estable y una actividad física regular varían poco sus dosis de insulina. Sin embargo, cualquier cambio en la dieta habitual o la realización de algún deporte exigen modificaciones de las pautas de insulina. La insulina puede inyectarse a través de distintos dispositivos:
  • Jeringuillas tradicionales, de un solo uso, graduadas en unidades internacionales (de 0 a 40).
  • Plumas para inyección de insulina. Son aparatos con forma de pluma que tienen en su interior un cartucho que contiene la insulina. El cartucho se cambia cuando la insulina se acaba, pero la pluma se sigue utilizando.
  • Jeringas precargadas. Son dispositivos similares a las plumas, pero previamente cargados de insulina. Una vez que se acaba la insulina se tira toda la jeringa. El nivel de glucosa en sangre depende de la zona del cuerpo en que se inyecta la insulina. Es aconsejable que se introduzca a través del abdomen, los brazos o muslos. Penetra más rápidamente si se inyecta en el abdomen. Se recomienda inyectar siempre en la misma zona, aunque desplazando unos dos centímetros el punto de inyección de una vez a otra. Hay que evitar las inyecciones en los pliegues de la piel, la línea media del abdomen y el área de la ingle y el ombligo.

¿Qué es?

El colon irritable, cuya denominación más exacta es 'Síndrome del Intestino Irritable' (SII), es un cuadro crónico y recidivante caracterizado por la existencia de dolor abdominal y/o cambios en el ritmo intestinal, acompañados o no de una sensación de distensión abdominal, sin que se demuestre una alteración en la morfología o en el metabolismo intestinales, ni causas infecciosas que lo justifiquen. También se ha denominado colitis nerviosa, colitis espástica ó colon espástico. Todas estas denominaciones se consideran hoy erróneas e incompletas.

Causas

Hasta hoy, no se conoce ningún mecanismo único que explique por qué los pacientes con colon irritable sufren estos síntomas de forma crónica y recidivante. Desde un punto de vista general, lo más aceptado y demostrado es que existen alteraciones de la motilidad y/o de la sensibilidad digestiva, influenciadas por factores psicológicos. Además, se han propuesto otras diferentes alteraciones que también podrían influir en esta enfermedad: gastroenteritis, intolerancias alimentarias, alteraciones hormonales y factores genéticos.

Síntomas de Colon irritable

Los síntomas digestivos propios son el dolor y la distensión abdominales, y la alteración del ritmo intestinal.

  • El dolor abdominal suele ser difuso o localizado en hemiabdomen inferior, habitualmente no irradiado, de tipo cólico, opresivo o punzante, en general leve o de moderado intensidad, con una duración inferior a las dos horas, que alivia tras la defecación y que suele respetar el sueño. El inicio o la presencia del dolor abdominal se asocia habitualmente con deseos de defecar o con cambios en la frecuencia o consistencia de las deposiciones y frecuentemente, el paciente relaciona su comienzo con la ingesta de algún alimento.
  • Las alteraciones del ritmo intestinal pueden manifestarse con predominio del estreñimiento o de la diarrea, o de forma alterna diarrea-estreñimiento. La distensión abdominal y el meteorismo se desarrollan progresivamente a lo largo del día y son referidas como "exceso de gases". Son frecuentes la saciedad precoz tras la ingesta, las nauseas, los vómitos y el ardor torácico (pirosis).
  • Otros síntomas son la sensación de evacuación incompleta y la presencia de moco en las deposiciones.

Diagnósticos

El diagnóstico se basa en una minuciosa historia clínica junto a una completa exploración física, las cuales nos orientarán hacia la posibilidad de tratarse de un colon irritable. Entonces, para completar el diagnóstico de sospecha, deberemos realizar diversas pruebas complementarias que nos descarten la existencia de patología orgánica (diagnóstico por exclusión). Entre estas pruebas complementarias podemos incluir análisis generales y específicos de sangre, orina y heces, estudios radiológicos de abdomen con y sin contraste, ecografía abdominal y sigmoidoscopia/colonoscopia. Dependiendo de los síntomas y de la edad del paciente, determinaremos en cada caso las pruebas más adecuadas para llegar al diagnóstico

Tratamientos

Es preciso proporcionar al paciente una información adecuada y comprensible sobre las características de su enfermedad, especialmente de su cronicidad y del pronóstico benigno de la misma. Establecer una buena relación paciente-médico favorecerá la evolución y disminuirá el número de consultas. No hay que minusvalorar las molestias del paciente, ya que sus síntomas son reales. Una vez que el paciente haya entendido su enfermedad y haya podido resolver todas sus dudas, se pueden iniciar diversos tratamientos dependiendo de la naturaleza e intensidad de los síntomas. Las posibilidades actualmente disponibles incluyen:

  • Medidas higiénico-dietéticas: evitar temporalmente aquellos alimentos y bebidas que desencadenen o empeoren sus síntomas (tóxicos como el tabaco, estimulantes como el alcohol y el café, los que produzcan gases en exceso, etc.). Aconsejar la realización de ejercicio físico adecuado a su edad y evitar el sedentarismo. Si predomina el estreñimiento habrá que aconsejar el aumento en la ingesta de fibra (frutas, verduras, cereales, ensaladas, ...)
  • Fármacos: sólo cuando la intensidad de los síntomas así lo aconseje, dirigidos a controlar el síntoma predominante y durante un periodo limitado de tiempo. Pueden ser inhibidores de los espasmos (espasmolíticos), estimulantes de la motilidad (procinéticos), antidiarreicos, laxantes, antidepresivos y ansiolíticos.
  • Otras: psicoterapia, acupuntura e hipnoterapia.

Otros datos

Muestra una clara predilección por las mujeres (14-24 por ciento frente al 5-19 por ciento en los varones). Suele aparecer antes de los 35 años, disminuyendo su incidencia a partir de los 60 años. Es más frecuente en pacientes con otras patologías digestivas funcionales (sobre todo dispepsia -molestias inespecíficas de estómago- no ulcerosa), en mujeres con alteraciones ginecológicas (dismenorrea) y en pacientes con enfermedades psiquiátricas (bulimia, depresión, esquizofrenia

¿Qué es?

Cuando las células sanguíneas inmaduras (los blastos) proliferan, es decir, se reproducen de manera incontrolada en la médula ósea y se acumulan tanto ahí como en la sangre, logran reemplazar a las células normales. A esta proliferación incontrolada se le denomina leucemia.

Causas

La causa de la leucemia se desconoce en la mayoría de los casos. Sin embargo, está demostrado que no es un padecimiento hereditario o contagioso. La mayor parte de las veces se presenta en niños previamente sanos. Por tratarse de una proliferación de células inmaduras y anormales en la sangre, a la leucemia se le considera un "cáncer de la sangre".

Síntomas de Leucemia

Los primeros síntomas son cansancio, falta de apetito o fiebre intermitente. A medida que la afección avanza aparece dolor en los huesos, como resultado de la multiplicación de las células leucémicas en el sistema óseo. También aparece anemia, cuyas características son palidez, cansancio y poca tolerancia al ejercicio, fruto de la disminución de glóbulos rojos.

Asimismo, la reducción del número de plaquetas provoca hemorragias esporádicas y la aparición de manchas en la piel (petequias) o grandes hematomas, a consecuencia de hemorragia causada por golpes leves. Además, pueden presentarse hemorragias a través de nariz, boca o recto. Una de las hemorragias más graves es la que se presenta a nivel cerebro, la cual puede ocurrir si el número de plaquetas desciende en forma severa. Otra posible consecuencia es la baja en el número de glóbulos blancos (leucocitos), situación que repercute en las defensas del niño contra las infecciones.

Tipos de Leucemia

Existen cuatro tipos principales de leucemia, denominados en función de la velocidad de progresión y del tipo de glóbulo blanco al que afectan. Las leucemias agudas progresan rápidamente; las leucemias crónicas se desarrollan de forma lenta. Las leucemias linfáticas afectan a los linfocitos; las leucemias mieloides (mielocíticas) afectan a los mielocitos. Los mielocitos se transforman en granulocitos, otra manera de denominar a los neutrófilos.

    Diagnósticos

    Es difícil lograr el diagnóstico de la leucemia cuando ésta inicia, ya que sus primeros síntomas son parecidos a los de otras enfermedades típicas de la niñez. Estos síntomas son: cansancio, falta de apetito o fiebre intermitente. Es debido a esta situación que los padres suelen culparse por la demora en el diagnóstico, cuando incluso para el médico resulta complicado reconocer esta situación en su primera etapa.

    Tratamientos

    El tratamiento recomendado en este tipo de padecimiento es la quimioterapia. En ésta se emplean diversos medicamentos especiales destinados a destruir las células leucémicas. Dicho tratamiento tiene tres fases: la de inducción a la remisión, la de consolidación y la de mantenimiento. En la fase de inducción a la remisión, cuya duración es de cuatro a cinco semanas, se intenta destruir la mayor cantidad de células malignas. Cuando ocurre la remisión, es decir el control temporal de la afección, el niño suele lucir normal, ya que los síntomas de la leucemia desaparecen. En ciertas ocasiones la remisión es apenas parcial, por esta razón algunos síntomas no desaparecen del todo. Sólo un pequeño porcentaje de los parientes no logra entrar en remisión. La fase de consolidación dura de dos a tres semanas, mientras que la de mantenimiento debe llevarse a cabo hasta completar tres años de tratamiento

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