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¿Qué es?

El colon irritable, cuya denominación más exacta es 'Síndrome del Intestino Irritable' (SII), es un cuadro crónico y recidivante caracterizado por la existencia de dolor abdominal y/o cambios en el ritmo intestinal, acompañados o no de una sensación de distensión abdominal, sin que se demuestre una alteración en la morfología o en el metabolismo intestinales, ni causas infecciosas que lo justifiquen. También se ha denominado colitis nerviosa, colitis espástica ó colon espástico. Todas estas denominaciones se consideran hoy erróneas e incompletas.

Causas

Hasta hoy, no se conoce ningún mecanismo único que explique por qué los pacientes con colon irritable sufren estos síntomas de forma crónica y recidivante. Desde un punto de vista general, lo más aceptado y demostrado es que existen alteraciones de la motilidad y/o de la sensibilidad digestiva, influenciadas por factores psicológicos. Además, se han propuesto otras diferentes alteraciones que también podrían influir en esta enfermedad: gastroenteritis, intolerancias alimentarias, alteraciones hormonales y factores genéticos.

Síntomas de Colon irritable

Los síntomas digestivos propios son el dolor y la distensión abdominales, y la alteración del ritmo intestinal.

  • El dolor abdominal suele ser difuso o localizado en hemiabdomen inferior, habitualmente no irradiado, de tipo cólico, opresivo o punzante, en general leve o de moderado intensidad, con una duración inferior a las dos horas, que alivia tras la defecación y que suele respetar el sueño. El inicio o la presencia del dolor abdominal se asocia habitualmente con deseos de defecar o con cambios en la frecuencia o consistencia de las deposiciones y frecuentemente, el paciente relaciona su comienzo con la ingesta de algún alimento.
  • Las alteraciones del ritmo intestinal pueden manifestarse con predominio del estreñimiento o de la diarrea, o de forma alterna diarrea-estreñimiento. La distensión abdominal y el meteorismo se desarrollan progresivamente a lo largo del día y son referidas como "exceso de gases". Son frecuentes la saciedad precoz tras la ingesta, las nauseas, los vómitos y el ardor torácico (pirosis).
  • Otros síntomas son la sensación de evacuación incompleta y la presencia de moco en las deposiciones.

Diagnósticos

El diagnóstico se basa en una minuciosa historia clínica junto a una completa exploración física, las cuales nos orientarán hacia la posibilidad de tratarse de un colon irritable. Entonces, para completar el diagnóstico de sospecha, deberemos realizar diversas pruebas complementarias que nos descarten la existencia de patología orgánica (diagnóstico por exclusión). Entre estas pruebas complementarias podemos incluir análisis generales y específicos de sangre, orina y heces, estudios radiológicos de abdomen con y sin contraste, ecografía abdominal y sigmoidoscopia/colonoscopia. Dependiendo de los síntomas y de la edad del paciente, determinaremos en cada caso las pruebas más adecuadas para llegar al diagnóstico

Tratamientos

Es preciso proporcionar al paciente una información adecuada y comprensible sobre las características de su enfermedad, especialmente de su cronicidad y del pronóstico benigno de la misma. Establecer una buena relación paciente-médico favorecerá la evolución y disminuirá el número de consultas. No hay que minusvalorar las molestias del paciente, ya que sus síntomas son reales. Una vez que el paciente haya entendido su enfermedad y haya podido resolver todas sus dudas, se pueden iniciar diversos tratamientos dependiendo de la naturaleza e intensidad de los síntomas. Las posibilidades actualmente disponibles incluyen:

  • Medidas higiénico-dietéticas: evitar temporalmente aquellos alimentos y bebidas que desencadenen o empeoren sus síntomas (tóxicos como el tabaco, estimulantes como el alcohol y el café, los que produzcan gases en exceso, etc.). Aconsejar la realización de ejercicio físico adecuado a su edad y evitar el sedentarismo. Si predomina el estreñimiento habrá que aconsejar el aumento en la ingesta de fibra (frutas, verduras, cereales, ensaladas, ...)
  • Fármacos: sólo cuando la intensidad de los síntomas así lo aconseje, dirigidos a controlar el síntoma predominante y durante un periodo limitado de tiempo. Pueden ser inhibidores de los espasmos (espasmolíticos), estimulantes de la motilidad (procinéticos), antidiarreicos, laxantes, antidepresivos y ansiolíticos.
  • Otras: psicoterapia, acupuntura e hipnoterapia.

Otros datos

Muestra una clara predilección por las mujeres (14-24 por ciento frente al 5-19 por ciento en los varones). Suele aparecer antes de los 35 años, disminuyendo su incidencia a partir de los 60 años. Es más frecuente en pacientes con otras patologías digestivas funcionales (sobre todo dispepsia -molestias inespecíficas de estómago- no ulcerosa), en mujeres con alteraciones ginecológicas (dismenorrea) y en pacientes con enfermedades psiquiátricas (bulimia, depresión, esquizofrenia

Hepatitis C

¿Qué es hepatitis C?

Hepatitis C es una inflamación del hígado. La inflamación causa sensibilidad al tacto e hinchazón. La hepatitis puede ser causada por muchas cosas. Beber demasiado alcohol, abusar de drogas y usar ciertos medicamentos pueden causar hepatitis. Muchos virus pueden causar hepatitis también.

Existen dos clases principales de hepatitis; hepatitis aguda y hepatitis crónica. Cuando una persona tiene hepatitis el hígado se inflama súbitamente. Esto se conoce como hepatitis aguda. Si usted tiene hepatitis aguda usted puede tener náusea, vómitos, fiebre y dolores en el cuerpo. O puede no tener síntomas. La mayoría de las personas se repone de la inflamación aguda en unos pocos días o semanas. Sin embargo, algunas veces la inflamación no desaparece. Cuando la inflamación no desaparece la persona tiene hepatitis crónica.

¿Cómo afecta al hígado la hepatitis?

El hígado ayuda a descomponer productos de desecho que están en la sangre. Cuando el hígado se inflama no hace un buen trabajo en deshacerse de estos productos de desecho. Cuando el hígado no funciona adecuadamente un producto de desecho en la sangre llamado bilirrubina comienza a acumularse en la sangre y en los tejidos. La bilirrubina hace que la piel de la persona con hepatitis tome un tinte entre amarillo y anaranjado. Esto se llama ictericia. La bilirrubina y otros productos de desecho también pueden causar comezón, náusea, fiebre y dolores corporales.

¿Qué es hepatitis C?

Varios virus pueden infectar el hígado. Cada virus de la hepatitis se ha nombrado usando una letra del alfabeto. Existen tres tipos principales: hepatitis A, hepatitis B y hepatitis C. La hepatitis C usualmente se transmite a través del contacto con productos derivados de la sangre; como por ejemplo un pinchazo accidental con una aguja sucia (usada), al usar drogas intravenosas y compartir agujas o haber recibido una transfusión sanguínea antes de 1992. La mayoría de las personas no se sienten enfermas al principio cuando se infectan con el virus de la hepatitis C. En vez de eso, el virus permanece en el hígado y ocasiona inflamación crónica del mismo.

La mayoría de las personas que se infectan con el virus de la hepatitis C no tienen ningún síntoma durante años. A pesar de ello, la hepatitis C es una enfermedad crónica; es decir, no desaparece. Si usted tiene hepatitis C, necesita que un médico le haga un seguimiento continuo pues esto puede conducir a una enfermedad del hígado llamada cirrosis y a cáncer del hígado.

Nunca he usado drogas intravenosas ni me he pinchado con una aguja sucia. ¿Cómo contraje hepatitis C?

Muchas veces la causa de la hepatitis C nunca se descubre. Este virus se puede transmitir a través del sexo. También se puede transmitir de una persona a otra al vivir en la misma casa con una persona que tiene hepatitis C. Compartir afeitadoras o cepillos de dientes puede transmitir el virus de la hepatitis C. También se puede transmitir a través de agujas para tatuajes. Una madre se lo puede transmitir a su bebé que aún no ha nacido. Todas estas formas de contraer hepatitis C no son comunes pero pueden ocurrir.

¿Le podría transmitir yo hepatitis C a alguien más?

Si, con base en el conocimiento que tenemos, una vez que usted tiene hepatitis C, siempre se la puede transmitir a alguien más. Si usted tiene hepatitis C no puede donar sangre. Debe evitar compartir objetos personales tales como afeitadoras y cepillos de dientes. Siempre use un condón cuando tiene sexo. Si usted tiene hepatitis C sus parejas sexuales deben hacerse la prueba para ver si también la tienen.

Hable con su médico primero si desea tener hijos. Este virus no se transmite fácilmente por medio del contacto sexual o de una madre a su bebé que aún no ha nacido. Si usted está tratando de tener un bebé no tenga sexo durante su ciclo menstrual puesto que el virus de la hepatitis C se transmite más fácilmente en la sangre menstrual.

¿Cómo debo cuidar de mi mismo si tengo hepatitis C?

Debe comer una dieta saludable y comenzar a hacer ejercicio con regularidad. Un especialista en nutrición le puede ayudar a planear una dieta que sea saludable y práctica. Hable con su médico acerca de los medicamentos que está tomando; incluso de los que se obtienen sin receta médica. Muchos medicamentos incluso el acetaminofeno (nombre de marca: Tylenol) son metabolizados por el hígado y pueden acelerar el daño que ocurre en el hígado. Es muy importante que usted beba solo una cantidad mínima de alcohol. Probablemente está bien si usted consume ocasionalmente una bebida alcohólica, pero verifíquelo primero con su médico.

¿Existe una vacuna contra la hepatitis C?

No, no para la hepatitis C. Existen vacunas para la hepatitis A y para la hepatitis B. Si usted tiene hepatitis C, su médico puede querer que le pongan la vacuna para la hepatitis B y probablemente la de la hepatitis A, si es que usted aún no tiene estos virus. Si tiene hepatitis C es más probable que usted contraiga hepatitis A ó hepatitis B y esto ocasionaría más daño en su hígado.

Una nota sobre las vacunas

Algunas veces, la cantidad de una vacuna determinada no es suficiente para el número de personas que la necesitan.
 

¿Existe un tratamiento para la hepatitis C?

Los medicamentos disponibles para la hepatitis C incluyen el interferón alfa-2a (nombre de marca: oferón-A) Interferón alfa-2b (nombres de marca: Intrón-A), interferón alfacón-1 (nombre de marca: Infergen), interferón alfa 2-b más ribavirín (nombre de marca: Rebetrón) e interferón alfa-n1 (nombre de marca: Wellferón). Estos medicamentos se administran a manera de inyección cada día, día de por medio, o tres veces por semana durante varios meses, y algunas veces durante más tiempo. Más o menos una cuarta parte de las personas que toman interferón para la hepatitis C se sienten mejor. Estos medicamentos no curan la hepatitis C pero hacen que la gente se sienta mejor y pueden prevenir problemas del hígado en el futuro.

¿Qué debo saber con respecto al interferón?

Antes de que usted pueda comenzar a tomar interferón va a tener que hacerse una biopsia del hígado. Un pedazo diminuto de hígado le será extraído durante una operación quirúrgica. El médico revisará esta muestra de su hígado para ver qué tanto daño hay presente. Los pacientes jóvenes con enfermedad leve del hígado y menos partículas virales en el hígado responden mejor al interferón.

E l interferón es costoso. Cuesta aproximadamente seis mil dólares (US$6.000) al año. Usted debe verificar con su proveedor de seguros médicos para determinar si su seguro médico le cubrirá el costo.

¿Qué efectos secundarios tendré si tomo interferón?

El efecto secundario más común es sentir como que tiene gripe. Algunas personas que están recibiendo interferón tienen fiebres, dolores en el cuerpo, dolores de cabeza, fatiga, irritabilidad, náusea, vómito, pérdida de sueño, trastornos del sueño o cambios en la sangre. Si usted recibe interferón su médico querrá examinarle regularmente para hacer un seguimiento de sus efectos secundarios. Si se hacen demasiado molestos es probable que tenga que dejar de recibir interferón.

¿Tengo que recibir interferón?

Esta opción depende de usted y de su médico. Algunas personas con hepatitis C no tienen ningún síntoma. Solamente tienen un poco de inflamación en el hígado. Si usted tiene hepatitis C pero no tiene síntomas su médico querrá hacerle un seguimiento continuo. Esto se hace haciéndole chequeos de sangre por lo menos una vez al año y quizás tres veces al año. Su médico le medirá el nivel de dos enzimas que se producen en el hígado. El médico puede decidir darle el medicamento para la hepatitis C solamente si estas enzimas alcanzan un cierto nivel.

La decisión de usar terapia con interferón puede ser difícil de tomar por el costo y los efectos secundarios. Su médico pondrá cuidado al tipo y la cantidad de virus en su cuerpo. También es importante saber sobre su salud general y los resultados de sus pruebas de sangre y de la biopsia de hígado antes de que su médico le dé el tratamiento con interferón.

Hepatitis B

¿Qué es hepatitis B?

Hepatitis B es una infección del hígado por causa del virus de la hepatitis B. La hepatitis B es una infección en el hígado de larga duración que algunas veces puede ocurrir después de un ataque de hepatitis B aguda o de corta duración.

¿Cómo contrae una persona hepatitis B?

El virus que causa la hepatitis B se propaga a través del contacto con sangre infectada o con otros líquidos corporales de las personas que tienen hepatitis B. Por ejemplo, usted puede contraer hepatitis B al tener sexo sin protección con una persona que está infectada.

Las personas que se inyectan drogas de abuso pueden contraer hepatitis B al compartir jeringas con alguien que está infectado con el virus. Los trabajadores del cuidado de la salud, tales como enfermeros, técnicos de laboratorio y médicos pueden contraer estas infecciones si se pinchan accidentalmente con una aguja que se usó en un paciente infectado.

Las mujeres embarazadas que están infectadas conel virus de la hepatitis B también pueden transmitirle el virus a sus bebés.

La hepatitis B no puede trasmitirse a través del contacto casual. Por ejemplo, usted no puede contraer hepatitis B por abrazar o saludar dándole la mano a alguien que está infectado.

 

¿Cuáles son los síntomas de hepatitis B aguda?

Síntomas de hepatitis B:
  • náuseas
  • vómito
  • pérdida del apetito
  • dolor abdominal
  • ictericia; la piel toma una tonalidad amarilla
  • debilidad
  • fatiga
  • orina de color oscuro; puede verse como té
Los síntomas de la hepatitis B varían desde leves hasta graves. Si usted tiene un caso leve de hepatitis es posible que usted ni se dé cuenta de que la tiene. Puede que no le cause síntomas o que solamente le cause síntomas similares a los de una gastroenteritis viral, también llamada "gripe estomacal."

 

¿Cuál es la diferencia entre hepatitis B aguda y hepatitis B crónica?

Cuando usted está sintiendo los primeros síntomas esto se conoce como hepatitis aguda. La hepatitis aguda dura seis semanas o menos. La mayoría de las personas se recuperan de la infección y no tienen problemas durante períodos de tiempo prolongados.

La hepatitis B se puede convertir en una enfermedad que dura un tiempo largo. Esto se conoce con el nombre de hepatitis B crónica. Ésta dura seis meses o más. La hepatitis crónica ocurre cuando la enfermedad aguda ha causado lesión permanente del hígado. La hepatitis crónica aparece en un 10 a 20 % de las personas que tienen hepatitis B.

 

¿Cuáles son las complicaciones de la hepatitis B crónica?

La gente con hepatitis B crónica puede no tener ningún síntoma. En algunas personas, la hepatitis crónica puede evolucionar a cirrosis hepática. La cirrosis ocurre cuando las células hepáticas mueren y son remplazadas por tejido fibrótico y grasa. Las áreas del hígado lesionadas dejan de funcionar y no pueden eliminar los productos de desecho corporales. Las etapas tempranas de la cirrosis pueden no presentar síntomas, pero los siguientes síntomas pueden aparecer a medida que la cirrosis empeora y que la lesión se expande a más áreas del hígado:
  • pérdida de peso
  • fatiga
  • ictericia
  • náuseas
  • vómito
  • pérdida del apetito
La cirrosis puede evolucionar a insuficiencia hepática e incluso a cáncer del hígado.

Si usted tiene hepatitis B, también es susceptible a padecer hepatitis D (conocida como hepatitis o virus delta). La hepatitis D únicamente puede ocurrir en personas que ya tienen hepatitis B. Ésta puede hacer que los síntomas de su hepatitis B o la enfermedad del hígado empeoren. Ésta se propaga a través del contacto con sangre infectada o con otros líquidos corporales de personas que tienen hepatitis D.

¿Cuánto se toma para que se desarrolle una hepatitis B crónica después de tener una hepatitis B aguda?

El tiempo que transcurre entre una hepatitis aguda y la aparición de señas de una hepatitis B crónica varía. Se puede tomar un tiempo corto, o pueden pasar años después de una infección aguda, antes de que aparezca una hepatitis B crónica.

¿Cómo se diagnostica la hepatitis B?

Para diagnosticar la hepatitis B se utilizan pruebas de sangre. Las pruebas de sangre pueden indicarle a su médico si el hígado está o no está funcionando bien, y también se pueden usar para monitorizar su condición durante el tratamiento.

Es posible que su médico quiera hacer una exploración de su hígado mediante un examen de ultrasonido o de rayos x. Una biopsia del hígado puede también ser necesaria. En una biopsia hepática un pequeño pedazo de hígado es extraído a través de una aguja y observado bajo el microscopio. La biopsia del hígado puede ayudarle al médico a diagnosticar su enfermedad y a ver directamente la condición de su hígado.

 

¿Cómo es el tratamiento de la hepatitis B crónica?

Si usted tiene hepatitis B crónica es posible que su médico de familia lo refiera adonde un gastroenterólogo o a otro subespecialista que trata personas con problemas crónicos del hígado. Hay una variedad de tratamientos médicos disponibles que con frecuencia tienen resultados exitosos. Estos incluyen el Interferón alfa-2b y otros medicamentos antivirales. El tratamiento puede tomar un año o más dependiendo de la gravedad de la infección y de cómo usted responde al tratamiento.

 

¿La hepatitis B puede prevenirse?

La mejor manera de prevenir la hepatitis B es no tener sexo sin protección; es decir, usar un condón, y evitar el uso compartido de jeringas.

Existe una vacuna para prevenir la hepatitis B. En la actualidad, esta vacuna se le pone a todos los lactantes (niños menores de un año)durante el primer año de vida. La vacuna es segura y requiere tres inyecciones durante un período de seis meses. Esta vacuna se debe dar a las personas que tienen alto riesgo de contraer esta enfermedad, tales como los profesionales del cuidado de la salud, todos los niños, los que usan drogas de abuso, las personas que se hacen tatuajes o se colocan aretes en el cuerpo ("body piercing") y aquellos con múltiples parejas sexuales.

Hepatitis A

¿Qué es hepatitis A?

La hepatitis A s una enfermedad del hígado que causa el virus de la hepatitis A. Existen varias clases de virus de la hepatitis que pueden infectar el hígado. Cada virus de la hepatitis se ha nombrado usando una letra del alfabeto. Existen tres tipos principales: hepatitis A, hepatitis B y hepatitis C. Usted puede contraer hepatitis A a partir de alimentos o agua contaminados, o a partir de una persona que esté infectada.

La hepatitis A causa inflamación del hígado que produce dolor e hinchazón.

 

¿Cómo afecta al hígado la hepatitis?

El hígado ayuda a degradar productos de desecho que están en la sangre. Cuando el hígado se inflama no funciona bien para deshacerse de estos productos de desecho. Cuando usted tiene hepatitis, comienza a acumularse en la sangre y en los tejidos un producto de desecho de la sangre llamado bilirrubina. La bilirrubina puede hacer que la piel y la parte blanca de los ojos de una persona con hepatitis se tornen de color amarillento. Esto se llama ictericia.

 

¿Cómo se transmite la hepatitis A?

La hepatitis A se transmite a través de la materia fecal. Usted puede infectarse a través del contacto directo con una persona infectada; por ejemplo, al cambiar un pañal o al tener contacto sexual, incluso si esa persona no tiene ningún síntoma. Usted también puede infectarse al comer comida contaminada o al tomar agua contaminada. El virus puede sobrevivir en las manos, en el agua y en la tierra. La hepatitis A es común en los países en vías de desarrollo (subdesarrollados).

 

¿Cómo voy a saber si tengo hepatitis A?

Los niños con esta enfermedad pueden no presentar ningún síntoma.

La mayoría de adultos con la enfermedad están enfermos durante ocho semanas y pierden aproximadamente 30 días de trabajo. Si usted tiene hepatitis A podría de repente darle fiebre o dolor de cabeza y sentirse cansado. Es posible que no quiera comer tanto como es usual y también puede sentir náuseas. Puede vomitar o tener dolor de estómago. Algunas personas con la enfermedad tienen escalofríos, dolores en los músculos y las articulaciones, tos, diarrea, estreñimiento o comezón en la piel.

A medida que la enfermedad avanza, su piel y la parte blanca de los ojos pueden tomar una tonalidad amarillenta (ictericia) y su materia fecal puede tener color blancuzco o color de arcilla. Es muy raro que esta enfermedad afecte el cerebro. Esto puede causar confusión, movimientos inusuales en los ojos y el cuerpo e incluso coma.

Su médico le puede hacer una prueba de sangre para ver si usted tiene hepatitis A.

 

¿Cómo es el tratamiento para la hepatitis A?

No existe un medicamento para tratar o curar la hepatitis A. Si usted tiene el virus, debería descansar bastante, comer una dieta balanceada y evitar el alcohol y el acetaminofeno (un nombre de marca: Tylenol). Hable con su médico acerca de cualquier otro medicamento que no requiera receta médica que usted esté tomando, pues puede ser necesario que se los tengan que cambiar o que los tenga que dejar de tomar mientras tiene hepatitis A. Es posible que usted tenga que permanecer en el hospital por un período de tiempo breve si usted se deshidrata, si tiene dolor fuerte o si de repente se siente confundido o desarrolla problemas de sangrado.

¿Durante cuánto tiempo podré contagiar la enfermedad?

Usted puede contagiar la enfermedad más fácilmente al poco tiempo después de haberse infectado y antes de presentar síntomas. Los adultos que de otro modo están sanos dejan de ser contagiosos dos semanas después de que la enfermedad comienza. Los niños y las personas con un sistema inmunitario debilitado pueden contagiar la enfermedad durante seis meses.

 

¿Cómo puedo evitar que me dé hepatitis A?

Pregúntele a su médico acerca de la vacuna contra la hepatitis A. La vacuna es segura para cualquier persona mayor de dos años y brinda protección hasta por 20 años.

Lávese sus manos con agua tibia y jabón antes y después de cocinar, después de usar el baño y después de cambiar pañales.

Lave las frutas y vegetales cuidadosamente antes de comerlos y evite comer carne de res y pescado que estén crudos o que no estén bien cocidos.

Si usted entra en contacto con alguien que tiene hepatitis A y usted nunca ha sido infectado por este virus, o si no se ha puesto la vacuna, deber ir a ver a su médico enseguida. El médico le puede poner una vacuna que le ayudará a evitar que usted se enferme.

¿Qué es la cirrosis hepática?

La cirrosis es una enfermedad crónica del hígado, que consiste en un incremento del tejido fibroso y en la aparición de nódulos, con alteración de la estructura normal del órgano. Es la consecuencia final de diversas causas que han ido lesionando el hígado durante mucho tiempo. El origen más frecuente en España, y en la mayoría de los países de nuestro entorno, es el consumo excesivo de alcohol, pero hay otras causas importantes que se explican más adelante.

La destrucción de la estructura normal y la disminución de células hepáticas conllevan un deterioro en el funcionamiento normal del órgano. El hígado interviene de forma importante en la digestión de los alimentos, pero además es la pieza fundamental en el metabolismo de los medicamentos y en la síntesis de proteínas, entre ellas las que intervienen en los fenómenos de coagulación de la sangre.

La cirrosis es una enfermedad grave, aunque el pronóstico individual depende de la fase de su evolución en la que se realice el diagnóstico. Los enfermos con cirrosis "compensada" (sin complicaciones graves) tienen una probabilidad del 50% de seguir vivos a los 10 años, pero los enfermos "descompensados" tienen una mortalidad del 70% al cabo de 3 años. En todo caso, el pronóstico empeora si la cirrosis es alcohólica y el enfermo sigue bebiendo.

¿Cuáles son las causas de la inflamación que produce la cirrosis hepática?

  • Consumo excesivo de alcohol: la incidencia de cirrosis en un país está en relación directa con el consumo de alcohol per capita. En España, aproximadamente la mitad de los casos de cirrosis se deben al alcohol.

  • Hepatitis vírica crónica: en la hepatitis vírica crónica los dos virus involucrados son los de la hepatitis B y la hepatitis C. La cirrosis producida por el virus B es frecuente en África y Asia. La importancia del virus C es grande en Europa y en los EE.UU., y sigue en aumento. En España, el 40% de los adultos con cirrosis hepática están infectados por el virus de la hepatitis C; el abuso de alcohol incrementa la agresividad del virus C sobre el hígado.

  • Cirrosis biliar primaria: La cirrosis biliar primaria es una enfermedad poco frecuente que afecta sobre todo a mujeres. No se debe al abuso de alcohol. En estos pacientes es el organismo el que, por razones poco conocidas, desencadena un ataque contra su propio hígado.

  • Hepatitis autoinmune crónica activa: enfermedad aún más rara que la anterior, en la que la acción emprendida del organismo en contra del propio hígado es desencadenada por el sistema inmunitario.

  • Medicamentos y compuestos químicos: aunque hay bastantes medicamentos y productos químicos que pueden lesionar el hígado, pocos llegan a producir cirrosis. Sin embargo, algunos medicamentos específicos deben administrarse bajo vigilancia, porque dañan el hígado.

  • Trastornos metabólicos y hereditarios: hay diferentes enfermedades, poco frecuentes, que originan la acumulación de productos tóxicos en el hígado. La más habitual es la hemocromatosis, en la que el hierro es el tóxico acumulado en exceso en el hígado.

¿Cuáles son los síntomas de la cirrosis hepática?

Su presencia e intensidad dependen del grado de lesión sufrida por el hígado. En las fases iniciales de la enfermedad, puede no haber síntomas, en cuyo caso la enfermedad se descubre como consecuencia de un estudio motivado por otro proceso.

Conforme avanza la enfermedad, pueden aparecer cansancio, debilidad, pérdida de apetito, náuseas y disminución de peso.

En las fases más avanzadas de la enfermedad, el hígado tiene dificultades para desarrollar todas sus funciones y puede presentarse una combinación variable de los siguientes síntomas:

  • Ictericia: es un color amarillo de la piel y de la esclerótica (el "blanco" de los ojos), debido a la incapacidad del hígado para eliminar de la sangre una sustancia denominada bilirrubina.

  • Alteraciones de las uñas: la forma y el aspecto de las uñas pueden modificarse, se puede incrementar su curvatura (uñas en vidrio de reloj) o mostrar un color blanquecino opaco, en lugar de rosado.

  • Alteraciones de la piel: aproximadamente la cuarta parte de los enfermos desarrollan oscurecimiento de la piel.

  • Retención de líquidos: es un trastorno habitual en algún momento a lo largo de la evolución de la enfermedad. Aunque el hígado no interviene directamente en la eliminación de líquidos por el organismo, colabora de forma decisiva en su distribución, y en su adecuada excreción, a través de los riñones. Cuando su función se deteriora, puede acumularse líquido en las piernas (edema), o en el abdomen (ascitis).

  • Alteraciones de los vasos sanguíneos: el trastorno más frecuente son los nevus en araña o arañas vasculares, que consisten en un punto rojo central, es decir, un vaso que aflora perpendicularmente bajo la piel (el "cuerpo") y del que parten pequeños vasos de forma radial (las "patas"). También es frecuente el enrojecimiento de la cara y de las palmas de las manos.

  • Fragilidad de piel y mucosas: las hemorragias nasales son frecuentes y también los cardenales y las erosiones cutáneas, debido a las alteraciones de los vasos sanguíneos y al deterioro de la coagulación, porque disminuyen la síntesis hepática de las proteínas que intervienen en la misma.

  • Crecimiento de las mamas en el varón: este signo se llama ginecomastia, y se debe a que el hígado enfermo no destruye las hormonas sexuales femeninas que produce el organismo masculino. Por la misma razón disminuye el tamaño de los testículos.

En las fases finales de la enfermedad, pueden aparecer complicaciones graves como las hemorragias digestivas con vómitos de sangre, que pueden deberse a la rotura de dilataciones venosas en la parte baja del esófago (varices esofágicas), o proceder de una úlcera de estómago. Este hecho, puede ser muy grave y requiere tratamiento hospitalario.

Una de las funciones del hígado es eliminar las sustancias tóxicas de la sangre. En la cirrosis, la sangre puede no atravesar el hígado debido al trastorno de su estructura, y dicahs sustancias tóxicas pueden alcanzar el cerebro dando lugar a un trastorno de su función que se llama encefalopatía hepática, y que se manifiesta con confusión, trastornos de conducta, somnolencia y finalmente, coma. Esta complicación también es grave y precisa tratamiento hospitalario.

¿En quiénes se dan los mayores riesgos?

El riesgo es proporcional al consumo de alcohol. Cuanto más bebe una persona, más propensa es a desarrollar una cirrosis. Las mujeres parecen ser más susceptibles que los varones. Por lo tanto, es recomendable reducir el consumo de alcohol a 28 unidades de bebida por semana en los hombres, y a 21 en las mujeres. Una unidad de bebida es una consumición normal de cualquier bebida alcohólica: 250 ml de cerveza (la "caña" tiene 200 ml), un vaso de vino de 150 ml, o una copa de licor de 40 ml.

  • Personas con infección crónica y progresiva por los virus de la hepatitis B o de la hepatitis C.

  • Pacientes con cirrosis biliar primaria (que sólo es una auténtica cirrosis en las fases más avanzadas de su evolución), o con hepatitis autoinmune crónica activa.

  • Personas con alteraciones metabólicas o hereditarias.

¿Cómo se puede prevenir la cirrosis hepática?

  • Reduciendo el consumo de alcohol (véase más arriba)

  • Buscando ayuda para dejar de beber en el caso de los alcohólicos

  • Tomando precauciones para no contraer hepatitis, y en caso de contraerla, tratándola adecuadamente

  • Evitando el contacto con productos tóxicos en el medio laboral

¿Cómo se diagnostica la cirrosis hepática?

Si en el curso de un examen médico surgen sospechas de una cirrosis hepática, los análisis de sangre pueden reforzarlas. Aunque una prueba de imagen con ultrasonidos del hígado (ecografía hepática) puede confirmarlas, a veces es necesario realizar una biopsia hepática para obtener muestras de tejido hepático. La biopsia proporciona también información acerca de la causa de la cirrosis.

Un buen consejo

Si el consumo excesivo y la dependencia del alcohol son la causa de su enfermedad del hígado debe usted dejar de beber alcohol inmediatamente, y por completo. Una vez que el alcohol ha lesionado el hígado, las células hepáticas se hacen vulnerables incluso a pequeñas cantidades de alcohol.

Busque ayuda de amigos y familiares, y de cualquiera de las organizaciones especializadas en ayudar a las personas que tienen problemas con el alcohol. Su médico podrá ayudarle.

Actividad

Trate de llevar una vida activa. Esto puede resultarle difícil debido al cansancio y a la sensación de debilidad, pero compensa perseverar en ello. Si se le hinchan las piernas puede ser conveniente mantenerlas elevadas mientras descansa.

Alimentación

  • Haga una dieta bien equilibrada, rica en proteínas (consulte siempre con su médico).

  • No añada sal a las comidas. Si su médico lo autoriza, puede utilizar pequeñas cantidades de sal para cocinar. Tenga en cuenta que la mayoría de los alimentos precocinados o en conserva contienen bastante sal.

  • En fases más avanzadas de su enfermedad, y siempre por consejo de su médico, puede ser conveniente reducir el consumo de proteínas (fundamentalmente carnes y pescados).

  • Pueden ser necesarios suplementos vitamínicos y minerales.

Posibles complicaciones

  • Impotencia en el varón, debida al efecto combinado del alcohol y de la propia cirrosis.

  • Hemorragia interna grave por rotura de venas varicosas en el esófago o el estómago. Es una complicación grave que requiere tratamiento hospitalario.

  • Cáncer de hígado. Desarrollado en algunos pacientes con cirrosis avanzada. El riesgo es mayor en enfermos con hemocromatosis o infección crónica por los virus de las hepatitis B o C.

  • Infección del líquido acumulado en el abdomen (ascitis), que origina una peritonitis y, secundariamente, una infección generalizada (sepsis) por entrada de gérmenes o toxinas en la sangre.

Perspectivas

Es posible detener la destrucción progresiva del hígado eliminando la causa. Esto refuerza el consejo de abandonar el alcohol. Se dispone de tratamiento para la infección crónica por los virus de las hepatitis B y C. La sobrecarga de hierro puede corregirse realizando sangrías periódicas (¡incluso de medio litro de sangre por semana!). La hepatitis autoinmune crónica activa puede tratarse con esteroides (glucocorticoides).

Incluso si la lesión no es curable los síntomas sí pueden aliviarse y controlarse. Si el tratamiento se inicia pronto, es posible que el enfermo pueda llevar una vida casi normal. Sin embargo, si no se elimina la causa la formación de tejido cicatricial y la destrucción de la estructura hepática progresarán y finalmente conducirán a la insuficiencia hepática y a la muerte.

¿Cómo se trata la cirrosis hepática?

En el momento actual no hay tratamiento curativo para la cirrosis hepática establecida, aunque siempre hay que tratar de eliminar la causa. Por lo tanto, hay que hacer hincapié en tratar y aliviar las complicaciones de la enfermedad.

Se dispone de las siguientes opciones de tratamiento:

  • Medicamentos que incrementan la producción de orina (diuréticos), para tratar la retención de líquidos en las piernas (edema), o el abdomen (ascitis)

  • Suplementos vitamínicos y minerales

  • Suplementos calóricos (normalmente bebidas azucaradas), para mantener un buen estado de nutrición

  • Laxantes (habitualmente un jarabe a base de lactulosa), para impedir el estreñimiento y reducir el riesgo de que los productos tóxicos generados en el intestino penetren en el organismo y alcancen el cerebro, tras evitar su paso por el hígado. Éste es el mecanismo de la encefalopatía hepática, caracterizada por somnolencia, confusión y finalmente coma.

  • Algunos pacientes que han sangrado por la rotura de varices en la zona inferior del esófago pueden seguir tratamiento con un medicamento llamado propranolol, que reduce la presión dentro de las varices y con ello las probabilidades de sangrar de nuevo.

  • Por último, puede plantearse la indicación de realizar un transplante de hígado en enfermos con cirrosis terminal. Este tratamiento sí puede ser curativo, pero sólo puede ofrecerse a una minoría de pacientes que cumplan unos criterios muy determinados.

Hígado graso

El termino hígado graso  se refiere a una enfermedad del hígado caracterizada por acumulación de ácidos grasos y triglicéridos en las células hepáticas (hepatocitos). El consumo de alcohol es una causa importante de hígado graso, y es un factor que siempre debe considerarse ante un paciente con hígado graso. En este artículo nos vamos a referir al hígado graso no relacionado al consumo de alcohol.  La acumulación de grasa en los hepatocitos puede llevar a inflamación hepática, con la posibilidad de desarrollar fibrosis y finalmente terminar en un daño hepático crónico (o cirrosis hepática).

Nomenclatura

El hígado graso se conoce de varias maneras:

  • Hígado graso: Término general. Cuando no es a causa del consumo de alcohol, se conoce como hígado graso no alcohólico. En inglés se llama non-alcoholic fatty liver disease (NAFLD).
  • Esteatosis hepática: Acumulación de grasa en el hígado, sinónimo de hígado graso.
  • Esteatohepatitis no alcohólica: Cuando la acumulación de grasa en el hígado va acompañada además de un fenómeno inflamatorio. En inglés se conoce como non-alcoholic steatohepatitis (NASH).
  • Esteatohepatitis metabólica: Recientemente se ha propuesto llamar a esta enfermedad esteatohepatitis metabólica (metabolic steatohepatitis o MESH).

Causas

La causa de la acumulación de grasa en el hígado no se conoce con certeza, pero hay algunos mecanismos que se han demostrado muy importantes en el desarrollo de la enfermedad:

  • Resistencia a la insulina.
  • Estrés oxidativo.
  • Liberación de citokinas.

Epidemiología

El hallazgo de hígado graso es extremadamente frecuente. Esta enfermedad se asocia a los siguientes factores de riesgo:

  • Obesidad
  • Diabetes
  • Hipercolesterolemia
  • Hipertrigiceridemia
  • Sexo femenino

Sin embargo, es cada vez más frecuente encontrar personas con hígado graso sin estos factores de riesgo. No todas las personas que tienen hígado graso van a desarrollar complicaciones o daño hepático crónico.

En Chile, un estudio reciente realizado por el Departamento de Gastroenterología de la Pontificia Universidad Católica de Chile muestra que la prevalencia de hígado graso en la población general de Santiago es 23%.

Cuadro clínico

El hígado graso frecuentemente es asintomático y solo es descubierto a raíz de una ecografía (o ecotomografía) abdominal que muestra el hígado más refringente ("brillante"). La otra forma de llegar al diagnostico es a través del hallazgo de elevaciones de las aminotransferasas (transaminasas) descubiertas en un examen de sangre rutinario o por cualquier otra razón. Algunas personas se quejan de dolor abdominal leve a moderado en el hipocondrio derecho (la zona donde se ubica el hígado). Sólo un pequeño porcentaje de pacientes presentan síntomas de insuficiencia hepática.

Diagnostico y evaluación

El diagnostico del hígado graso se basa en los hallazgos de la biopsia hepática. Esta muestra acumulación de grasa en los hepatocitos y puede haber además grados variables de inflamación y fibrosis.

Si bien la biopsia hepática es el único examen que permite asegurar el diagnóstico y es un examen de bajo riesgo, no todas las personas en que se sospecha el diagnóstico de hígado graso son sometidas a este procedimiento. Es habitual hacer el diagnóstico presuntivo de hígado graso en alguien con imágenes sugerentes (ecografía, tomografía computada o resonancia magnética). La biopsia hepática es, sin embargo, el único examen que permite diferenciar entre "esteatosis simple" (acumulación de grasa) y "esteatohepatitis" (grasa asociada a inflamación y fibrosis).

Algunas personas con hígado graso tienen además elevación de las transaminasas o aminotransferasas en la sangre (SGOT y SGPT, también conocidas como ALT y AST). En estos casos es muy importante descartar otras causas de inflamación hepática, como por ejemplo infección por virus de hepatitis B y C, hemocromatosis o hepatitis autoinmune.

Pronóstico y consecuencias

La mayoría de las personas con hígado graso no van a desarrollar consecuencias graves de la enfermedad. Aproximadamente un 20% de los sujetos pueden tener algún grado de fibrosis hepática en la biopsia, lo que puede llevar a grados más avanzados de la enfermedad, incluyendo la cirrosis hepática y el hepatocarcinoma. El hígado graso es probablemente la causa más frecuente de cirrosis criptogénica (aquellas cirrosis en que no se encuentra la causa).

Tratamiento

El tratamiento del hígado graso consiste fundamentalmente en bajar de peso y aumentar la actividad física. La obesidad y el sobrepeso, los principales factores de riesgo, son modificables mediante cambios en el estilo de vida. Otras recomendaciones incluyen evitar el consumo de alcohol y el consumo de medicamentos innecesarios.

En aquellas personas que están en etapas más avanzadas de la enfermedad (inflamación o fibrosis hepática importante), pueden usarse algunos medicamentos que pueden ayudar, como antioxidantes (vitamina E) o agentes sensibilizadores de la insulina. Dentro de este último grupo de medicamentos, destaca el uso de pioglitazona, que ha demostrado beneficios normalizando las aminotransferasas y mejorando la histología hepática en un estudio piloto, y más recientemente en un estudio randomizado. Actualmente se está llevando a cabo el estudio PIVENS, auspiciado por el Clinical Research Network, auspiciado por el NIDDK, que comparará el uso de pioglitazona con vitamina E para pacientes con esteatohepatitis no-alcohólica.

Sabía que el aparato digestivo, en condiciones normales, produce unos siete litros de gases al día?

Esas "burbujas" de aire resultan muchas veces molestas y, cuando menos, desagradables. Existen consejos muy prácticos capaces de evitar y combatir las tan temidas flatulencias.

El aparato digestivo produce gases con la desintegración del alimento al mezclarse con los jugos y movimientos del estómago e intestino, así como por efecto de las bacterias que residen en este último órgano y colaboran en la digestión.
Estos gases, en su mayoría, son absorbidos por la pared del intestino (unos 6´4 litros, compuestos por dióxido de carbono, hidrógeno y metano, un hidrocarburo de la familia del butano), mientras que el resto (0´6 litros) se expulsa con las heces.

En general la presencia de gases es más intensa en las personas mayores, si bien es cierto que existen varios factores que facilitan su aparición a cualquier edad, entre los cuales destacan tres: tipo de comida, forma de comer y la existencia de ciertas enfermedades.

Causas más comunes

En cuanto al primero de los factores indicados, el tipo de comida, los eructos se ven favorecidos por comidas abundantes, en las que lo que se come no se degrada bien; por los alimentos que fermentan en el estómago e intestino, como es el caso de las legumbres, abuso de nutrientes con mucha fibra (judías, coles, coliflor, cebolla, alcachofas) y vegetales en general; también aumentan los gases las bebidas carbonadas o con levaduras (cerveza), así como beber en abundancia durante las comidas, ya que esto no permite una buena salivación y masticación del alimento.

Comidas rápidas

En cuanto a la forma de comer los eructos y flatulencias se incrementan tras las comidas rápidas, con prisa, aquellas en las que masticamos poco o se habla mucho con el alimento en la boca (se traga mucho aire mezclado con la comida). Comer de pie tampoco es nada sano ya que se favorece la llegada de aire al estómago, al igual que acostarse o tumbarse inmediatamente después de comer, lo que facilita el paso de gases al intestino desde el estómago y lo hincha.

Por eso, muchas veces después de la siesta uno se levanta con pesadez de estómago e intestino; es aconsejable no hacer la siesta hasta media hora o mejor una hora después de comer, e incluso pasear un poco antes de hacerlo. También las cenas copiosas y tardías propician el meteorismo, ya que por la noche la actividad intestinal es más lenta, lo que favorece la fermentación y putrefacción de los alimentos allí retenidos.

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Flatulencia

La flatulencia o meteorismo es un exceso de gases en el intestino que causa espasmos intestinales y distensión abdominal (se hincha el abdomen). El gas del intestino procede del que se ingiere al tragar o deglutir y del que producen naturalmente las bacterias de la flora intestinal. Todos padecemos gases en un grado u otro, aunque unas personas son más susceptibles que otras. Con frecuencia, el exceso de gas va unido a comer deprisa o con prisa, tragar demasiado aire mientras se come (a veces en relación con situaciones de estrés y ansiedad en las comidas), una indigestión, un cambio brusco en la alimentación en cuanto al contenido de fibra, al exceso en el consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono (arroz, pastas alimenticias, patata, pan, cereales, galletas, etc.), empleo de antibióticos que desequilibran la flora intestinal y a la ingesta de alimentos flatulentos (alimentos productores de gas y formadores de olor)... Sin embargo, en otras ocasiones es un síntoma más de ciertas alteraciones o enfermedades, entre las que destacan el estreñimiento ocasional o crónico, la intolerancia a la lactosa (si se toma leche, surgen molestias digestivas), la gastritis, la úlcera gástrica y la enfermedad de Crohn (una enfermedad en la que se produce inflamación del intestino y que puede afectar a otras zonas del aparato digestivo).

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Prevenciones

La flatulencia se puede prevenir o mejorar mediante una alimentación adecuada, evitando comidas copiosas, muy condimentadas o fuertes, así como reduciendo la toma de bebidas gaseadas y mejorando la digestibilidad de los alimentos que se consideran flatulentos (ciertas verduras y todas las legumbres) mediante la técnica culinaria y la condimentación más apropiadas.

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Recomendaciones Dietéticas

Una alimentación variada y conforme con las exigencias de una dieta equilibrada.

Comer de forma ordenada (primero, segundo y postre), en ambiente tranquilo y sin interferencias (televisión, radio, prensa, etc.), respetando los horarios de un día para otro y sin saltarse ninguna.

Se recomienda masticar bien los alimentos, comer y beber despacio los líquidos, muy en especial las bebidas gaseadas.

No realizar comidas demasiado copiosas o de condimentación fuerte.

Evitar los alimentos o platos muy grasos: alimentos fritos y rebozados mal elaborados (con exceso de aceite), guisos y estofados grasos, salsas con exceso de grasa (nata, mantequilla, manteca, tocino, quesos fuertes...), pastelería y bollería grasas (de hojaldre u hojaldradas, de masa quebrada, con mantequilla, cremas de nata, moka, chocolate, etc.).

Cocer bien la pasta para que no dé lugar a molestias digestivas y procurar evitar el pan recién horneado tipo baguette, las verduras flatulentas, así como las legumbres cocinadas enteras con ingredientes grasos de origen animal.

El yogur contiene bacterias que ayudan a equilibrar la flora del intestino por lo que están especialmente recomendados.

Sustituir el café, el descafeinado y el té por infusiones de menta, anís, salvia o de hinojo o bien añadir unos granos de anís verde, hinojo o comino a una infusión de manzanilla, ya que ayudan a la digestión, y de hierbabuena, que relaja los músculos del colon (intestino grueso), lo que ayuda a aliviar la molestia del exceso de gases.

En caso de estreñimiento, no se deben efectuar cambios bruscos en la dieta en cuanto a su contenido en fibra, ya que pueden crear más gases y dolores intestinales, incluso diarreas. Lo conveniente es introducir progresivamente los alimentos ricos en fibra: verduras cocinadas enteras o en puré sin pasar por el chino o el pasapurés y ensaladas, frutas frescas, legumbres cocinadas según las orientaciones que se han mencionado, cereales integrales, frutos y frutas secas.

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Alimentos Aconsejados

Leche y lácteos: leche entera, semi o desnatada -depende de las necesidades individuales-, pero en especial, se recomienda consumir con mayor frecuencia los derivados lácteos menos grasos.
Carnes, pescado, huevos y derivados: todos, con la frecuencia que marcan las recomendaciones de alimentación equilibrada
Cereales y patatas: todos salvo los indicados en "alimentos permitidos y limitados".
Legumbres: lentejas, garbanzos, alubias, habas, guisantes... Se recomienda combinar solo con patata o arroz y verduras, y si aún así no sientan bien, pasarlas por el chino o pasapurés para eliminar los 'hollejos' y mejorar su digestibilidad.
Verduras y hortalizas: todas salvo las flatulentas, preferiblemente una ración diaria en crudo (ensalada).
Frutas: todas salvo las indicadas en el apartado de "alimentos limitados".
Bebidas: agua, caldos, infusiones suaves y zumos naturales.
Grasas: aceites de oliva y semillas (girasol, maíz, soja...), mantequilla, margarinas vegetales.

ALIMENTOS PERMITIDOS

(Consumo moderado y ocasional)

Leche y lácteos: batidos lácteos, postres lácteos tipo natillas, flan, arroz con leche.
Carnes semigrasas, jamón y fiambres magros y otros embutidos más grasos.
Cereales: cereales de desayuno integrales y muesli, según tolerancia individual por su contenido en fibra (véase ' recomendaciones dietéticas').
Bebidas: zumos comerciales azucarados, bebidas refrescantes sin gas de extractos de frutas no azucaradas.
Otros productos: miel, mermeladas, bollería y repostería sencillas (las que en composición más se parecen al pan: bollo suizo, bizcochos de soletilla), helados y sorbetes, mayonesa.

ALIMENTOS LIMITADOS

(consumir de forma esporádica o en pequeñas cantidades)

Leche y lácteos: leche condensada y lácteos con nata o enriquecidos con nata.
Carnes grasas, carne cocida dos veces o muy condimentada, productos de charcutería y vísceras
Cereales: pan fresco recién horneado tipo baguette y pasta poco cocida (fermentan en el estómago y crean molestias), galletas rellenas o bañadas con soluciones azucaradas o chocolate, etc.
Legumbres: aquellas que se cocinan con ingredientes grasos de origen animal (chorizo, morcilla, tocino, etc.).
Verdura flatulenta: alcachofas, col, coliflor, brócoli, coles de Bruselas, pimiento, pepino, rábanos y rabanetas, cebolla, puerros y ajos.
Frutas: fruta en almíbar, frutas secas y frutas confitadas.
Bebidas: café y té fuertes, bebidas con gas, bebidas con chocolate y bebidas alcohólicas de baja graduación (cerveza, vinos de mesa, sidra).

Grasas: nata, manteca, tocino y sebos.
Otros: pastelería y repostería rellenas, con chocolate o bañadas en soluciones azucaradas, golosinas y dulces, frutos secos, etc.
Edulcorantes: azúcar común o sacarosa, fructosa y jarabes de glucosa

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