Lunes 31 de Enero 2011
Un estudio de la Universidad de Granada demostró que, con este método, la ingesta de verduras aumentaba en un 80%
Un gesto tan simple como permitir a un niño pequeño que elija libremente qué verdura le gustaría comer ayuda a aumentar el consumo de estos alimentos en la población infantil, según han comprobado investigadores de la Universidad de Granada.
Para llevar a cabo este estudio experimental, sus autores analizaron los principales factores determinantes del consumo de verdura en niños de menos de 6 años, evaluando la eficacia de una estrategia denominada 'Provisión de elección', consistente en permitir a los pequeños elegir en cada comida qué tipo de verduras deseaban tomar.
Los investigadores trabajaron con 150 niños y niñas en las aulas escolares de cuatro colegios públicos de Granada gestionados por la Fundación Granada Educa, a quienes se les dio la oportunidad de que pudieran elegir la verdura que querían comer durante la comida.
Se les dotó así de la herramienta 'Provisión de elección', con la que comprobaron que el consumo de verduras aumentó hasta en un 80%. Observaron, además, que aquellos niños a quienes se les permitió elegir qué verdura deseaban comer ingirieron 20 g más, lo que supone una media de 40 g más al día entre comida y cena. Teniendo en cuenta que la ración de verduras que se les sirvió fue de 150 g, "se trata de una cantidad muy importante", advierten los autores del trabajo.
Sensibilidad al sabor amargo
Su trabajo también ha revelado que la sensibilidad de los pequeños hacia el sabor amargo de los glucosinolatos contenidos en las verduras -muy presente en las espinacas y acelgas, la col, la cebolla, el cardo o el brócoli-, indicado por la sensibilidad hacia el componente químico 6-n-propylthiouracil (PROP), puede ser un factor sensorial que influye muy negativamente en el consumo infantil.
La autora principal de esta investigación, pionera en España, es Paloma Rohlfs Domínguez, del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Granada, y el trabajo fue dirigido por el profesor Jaime Vila Castelar, del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico. En el estudio también participaron otros investigadores de la UGR, así como de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos.
Parte de los resultados de este trabajo han sido recientemente aceptados para su publicación en la revista Brain Research Bulletin.
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